La vida es matemática

Siempre me gustó la matemática. Desde chiquita, dibujaba los conjuntos redonditos. El rectángulo Universal que todo lo comprendía, la intersección de las cosas compartidas, la diferencia cuando restaba una parte, la unión todos en la misma bolsa sin distinción, y la inclusión cuando todos los elementos del primero son también elementos del segundo...

Siempre me emboló la gente que porque no entendía la matemática, te decía ¿para qué me interesa saber esto? ¿Cuándo lo voy a aplicar en la vida?

¡Los conjuntos te siguen sirviendo!
Si trabajás con algún programa vectorial, tenés los dibujitos para hacer esas mismas operaciones entre figuras y líneas.

Si tenés un hijo con alguna discapacidad, vivís esas operaciones diariamente... sobre todo, la diferencia.

Hace unos años, nos invitaron a Mr. Love y a mí, a que fuéramos a una asociación que crearon algunos padres con hijos con distintas discapacidades, para ver algunos especialistas y que conociéramos la estructura. Después de la charla, muy sonrientes saludamos y nos fuimos, jurando no volver nunca más. Los mismos padres segregaban a sus hijos con otros con problemas iguales o peores, entonces cuando los llevaban a pasear por el centro u organizaban un día al mar, iban las sillas de rueda, los con síndrome de down, los de retraso mental, los autistas, los sordos. Ningún neurotípico, normodotado en fin como lo quieras llamar... ninguno "normal" formaba parte del grupo. Definitivamente no queríamos eso para Matias. Si nos llenamos la boca hablando de inclusión, queremos los mismos derechos y exigimos que respeten a cada uno con sus diferencias, no podemos juntarnos todos los "raritos con los raritos" y "los normales con los normales" (si me leen los especialistas, me linchan por utilizar el término normal).

Incluir significa que si mando a mi hijo a jugar al fútbol, no lo dejes siempre en la banquina o evites de pasarle la pelota.
Si entra a los juegos, respete su turno para el tobogán, pero también pueda tirarse con sus tiempos.
Que lo inviten a los cumpleaños, aunque vaya con su mamá.
Y si lo mando a una colonia de vacaciones, que se codee con otros nenes y que sepa expresarse y hacerse valer, que tenga y pueda hacer las mismas actividades que los demás (con ayuda si la necesita) pero que no le corten las alas antes de aprender a volar.

Es el segundo año que Mati participa del Summer Camp del Proyecto AITA y no tengo dudas que es el mejor ejemplo de inclusión que puede haber. De los 50 participantes, hay 10 niños con autismo de 4 a 13 años, guiados por tutores, que participan de todas las actividades y deportes con los demás.

Si empezás limitando vos mismo a tu hijo con lo que puede o no puede hacer, ya perdiste gran parte de los objetivos que hubiera podido alcanzar.

¿Qué ves cuando ves estas fotos? ¿Podés distinguir las discapacidades?
Este es el verdadero significado de la inclusión, un maravilloso grupo universal donde todos son iguales y distintos a la vez, donde se interseca el amor, las ganas de jugar, la diversión. Donde la diferencia es un conjunto vacío y la unión crea un grupo riquísimo.

¿Seguís pensando que los conjuntos no sirven y la matemática no puede aplicarse a la vida cotidiana?