Sencillamente diferente

Sigo muchos blogs y páginas que hablan de autismo, padres que aportan actividades que hacen con sus hijos y comparten informaciones, otros que hacen organizaciones y comunican cursos, defienden intereses comunes, hacen valer derechos, cuentan historias de vida o simplemente dan información real.

Uno de ellos es Autismo Diario. Es serio, informa, sostiene, apoya, enriquece y muchas veces me saca las palabras de la boca...
Como en este artículo.
Si podés leélo, si no tenés ganas... te cuento brevemente, por qué estoy compartiendo este enlace.
Escribieron un texto llamado "Entendiendo el proceso del duelo en el Autismo" y te cuentan por lo que pasamos los padres.

Porque en definitiva, el autismo es un problema nuestro, como padres.
Porque nuestros hijos son felices y están bien, gozan de buena salud y son serenos. Pero vos, como papá, llorás porque no podés comunicar con tu hijo, llorás porque soñabas con el momento en el que ibas a mantener un diálogo con él... (hasta preguntarle simplemente de qué gusto quiere el helado!), llorás por cómo lo pueden llegar a tratar los demás, llorás porque no sabés si sabrá defenderse solo y ser autónomo...

En ese post, hablan del proceso del duelo... y que en la pareja, suele vivirse a diferentes velocidades.
Entonces de repente, me encuentro con un Mr Love triste... después de haber vivido un domingo (para mí) maravilloso. Porque fuimos a pasar el día a la casa de la playa de unos amigos, fuimos al mar, comimos con ellos y Matias se portó tan bien, que volví con una sonrisa. Y en cambio, me encuentro a mi marido con lágrimas en los ojos... entonces no entiendo nada!

¿Qué te pasa? ¿Por qué estás así Mr Love?

Entonces, mientras espero su respuesta, yo le digo que YO ESTOY FELIZ...
Porque Matias dijo "pipì" y dijo "caca" (si bien hace un año que dejó los pañales, antes lo llevábamos cada dos horas o cuando veíamos gestos o "bailes" que nos daban el indicio de querer ir al baño), en cambio, el domingo LO DIJO! Y era porque tenía que ir al baño!
Porque en el mar se portó bien:  flotó y nadó con los pies, armó castillitos y charquitos (como los de Peppa Pig!), se quedó donde estábamos nosotros y cuando nos fuimos, no hizo escándalo, se puso sus ojotas y caminó lo más bien.
Porque ayudó a los hombres con la parrilla (controló la comida, limpió los utensilios, tiró el agua para apagar las brasas).
Porque durmió la siesta en un sillón, no en su cama ni en su casa.
Porque ayudó a papá a poner unos tornillos y hasta hicieron un mini concierto, tocando el piano juntos.

Entonces, con todos estos logros, ¿podés ponerte triste porque no tenés un diálogo fluído con tu hijo o porque no hablás con él como lo habías soñado? Podés ponerte triste... pero solamente por un segundo, el segundo que te lleva sacudir la cabeza y sacarte esa tristeza, porque no tenés el diálogo fluido, pero tenés un montón de otros grandes detalles que valen la sonrisa.

Entonces tengo que decir que por suerte, el duelo suele vivirse a diferentes velocidades en la pareja...
así uno, puede ayudar al otro.

Porque "cada niño es único, tiene necesidades distintas, que no tienen nada que ver con el hijo de otras familias."

Y pego esta lista, como ayuda-memoria, para tenerla siempre presente:

• Nuestro viaje acabó en otro destino, que no es mejor ni peor, es sencillamente diferente.
• Cada niño tiene un ritmo y unas necesidades diferentes
• Entender las necesidades del niño es trabajar en mejorar sus carencias y potenciar sus capacidades.
• La importancia de la comunicación
• A mayor estabilidad hay en el hogar, mayores son los avances.
• El trabajo en equipo es fundamental!