Por el poder de... Peppa!
Hemos sucumbido también a ella.
Al principio la odiaba. Dibujos feos, lineales, sin profundidad... Historias simples, papà pig tonto, mamá pig ama de casa sometida, hermanito George llorón, Peppa insoportable.
Pero cada vez que aparecía Peppa, Matias se hipnotizaba. Entonces a fuerza de mirarla y ver los resultados que obtenía en Mati (me pregunta si puede ir a jugar, me saluda con las buenas noches, llama a su "papino", come sentado y muchas cosas más que copia de Peppa Pig) empecé a tomarle cariño y a ver más allá de lo evidente.
Detrás de esta familia de chanchitos, hay un trabajo increíble, hecho para los niños, no para agradar a los grandes. Con situaciones sencillas y comunes en la vida de una criatura. Pero tratan temas importantes, como la amistad, los celos, las diferencias... llegando directamente a los más chiquitos, por eso se sienten identificados. Porque lo hacen con la mirada y las actitudes de los chicos, con reacciones típicas de la infancia, por eso nos puede parecer ridícula, pero viendo cómo ayuda Peppa... pasó a ser una amiga de la casa!
Ayer tuvimos un cumpleaños. Y como la fiebre de Peppa Pig pega fuerte, al cumpleañero le llovieron regalos "porcinos", el muñeco de peluche de George, Peppa y el tobogán, Peppa y la cocina, Peppa y Peppa y viva la Peppa! Desde que Matias vió los regalos, tuvo un objetivo en vista... apropiarse de Peppa. Paciente, esperó y esperó, hasta que vió el campo libre y se abalanzó sobre la mesa de los regalos. Lo sacamos cada vez que pudimos. Estábamos en una pizzería, no en la casa del nene... Después nos sentamos a comer, estuvo un rato hasta que decidió volver al ataque con los juguetes. Y para empeorar la situación, el cumpleañero estaba cerca nuestro, con su peluche nuevo en un brazo y los muñequitos de plástico de Peppa y George en la otra mano. Entonces, la mamá, viendo a Matias... me trajo otra mini Peppa de plástico, pero mi condición para que pudiera jugar era que debía quedarse sentado. Si se levantaba, perdía a Peppa.
De la emoción de tenerla entre sus manos, empezó a decir: Qué bello! Qué bella! Y la hacía saltar, la tapaba con una servilleta si dormía, la hacía caminar por un globo moldeable, como si fuera un tobogán... Pero estaba tan eufórico y contento, que saltaba sentado con una sonrisa de oreja a oreja y gritaba porque moría de ganas de levantarse, pero sabía que si lo hacía perdía su tesoro!
Parece una maldad, pero no lo es. El sábado tuvimos una entrevista con la logopeda de Palermo, la que nos marca los objetivos y la que en su momento, nos abrió la cabeza con los pictogramas, la comunicación alternativa aumentativa y la metodología ABA. En ella confiamos, porque hasta ahora, todo lo que nos dijo nos sirvió, porque vimos los progresos en Matias y porque tiene la experiencia suficiente que la respalda. Es la única que sabe cómo tener a Matias sentado o captarle su atención por más de dos horas. Entonces, cuando entramos en la nebulosa de la incertidumbre, cuando nos perdemos porque no sabemos qué hacer, o dudamos si lo que hacemos está bien o mal... recurrimos a ella para que nos dé su punto de vista y nos ilumine. Y así fue. Porque si el instinto te dice que algo no va, hay que darle bola y escucharlo. Porque cuando dijo el psicólogo de volver atrás con los pictogramas, ignorando las palabras que decía Mati y obligándolo a comunicar con el cuaderno me parecía una locura... porque hacer ese ejercicio de intercambio objeto-objeto, no tenía ni pies ni cabeza... y es tranquilizador sentir que teníamos razón. Que no nos equivocamos, que sigamos adelante.
Una de las indicaciones fue sacarle todos los juguetes, porque tiene alcance directo a todo y de esa manera no se muere por jugar con ninguno. Jugar con los juguetes tiene que ser un premio deseado, porque para que aprenda hay que estimularlo y aunque suene a chantaje, qué mejor estímulo que "si hacés esto, te doy la recompensa". No nos dijo nada nuevo, todos sabemos que para alcanzar un objetivo, mayor será la fuerza y garra que vamos a ponerle si el premio vale la pena. Pero a veces, las cosas más sencillas, las perdemos de vista y hace falta una Peppa Pig, para que nos abra los ojos.
Al principio la odiaba. Dibujos feos, lineales, sin profundidad... Historias simples, papà pig tonto, mamá pig ama de casa sometida, hermanito George llorón, Peppa insoportable.
Pero cada vez que aparecía Peppa, Matias se hipnotizaba. Entonces a fuerza de mirarla y ver los resultados que obtenía en Mati (me pregunta si puede ir a jugar, me saluda con las buenas noches, llama a su "papino", come sentado y muchas cosas más que copia de Peppa Pig) empecé a tomarle cariño y a ver más allá de lo evidente.
Detrás de esta familia de chanchitos, hay un trabajo increíble, hecho para los niños, no para agradar a los grandes. Con situaciones sencillas y comunes en la vida de una criatura. Pero tratan temas importantes, como la amistad, los celos, las diferencias... llegando directamente a los más chiquitos, por eso se sienten identificados. Porque lo hacen con la mirada y las actitudes de los chicos, con reacciones típicas de la infancia, por eso nos puede parecer ridícula, pero viendo cómo ayuda Peppa... pasó a ser una amiga de la casa!
Ayer tuvimos un cumpleaños. Y como la fiebre de Peppa Pig pega fuerte, al cumpleañero le llovieron regalos "porcinos", el muñeco de peluche de George, Peppa y el tobogán, Peppa y la cocina, Peppa y Peppa y viva la Peppa! Desde que Matias vió los regalos, tuvo un objetivo en vista... apropiarse de Peppa. Paciente, esperó y esperó, hasta que vió el campo libre y se abalanzó sobre la mesa de los regalos. Lo sacamos cada vez que pudimos. Estábamos en una pizzería, no en la casa del nene... Después nos sentamos a comer, estuvo un rato hasta que decidió volver al ataque con los juguetes. Y para empeorar la situación, el cumpleañero estaba cerca nuestro, con su peluche nuevo en un brazo y los muñequitos de plástico de Peppa y George en la otra mano. Entonces, la mamá, viendo a Matias... me trajo otra mini Peppa de plástico, pero mi condición para que pudiera jugar era que debía quedarse sentado. Si se levantaba, perdía a Peppa.
De la emoción de tenerla entre sus manos, empezó a decir: Qué bello! Qué bella! Y la hacía saltar, la tapaba con una servilleta si dormía, la hacía caminar por un globo moldeable, como si fuera un tobogán... Pero estaba tan eufórico y contento, que saltaba sentado con una sonrisa de oreja a oreja y gritaba porque moría de ganas de levantarse, pero sabía que si lo hacía perdía su tesoro!
Parece una maldad, pero no lo es. El sábado tuvimos una entrevista con la logopeda de Palermo, la que nos marca los objetivos y la que en su momento, nos abrió la cabeza con los pictogramas, la comunicación alternativa aumentativa y la metodología ABA. En ella confiamos, porque hasta ahora, todo lo que nos dijo nos sirvió, porque vimos los progresos en Matias y porque tiene la experiencia suficiente que la respalda. Es la única que sabe cómo tener a Matias sentado o captarle su atención por más de dos horas. Entonces, cuando entramos en la nebulosa de la incertidumbre, cuando nos perdemos porque no sabemos qué hacer, o dudamos si lo que hacemos está bien o mal... recurrimos a ella para que nos dé su punto de vista y nos ilumine. Y así fue. Porque si el instinto te dice que algo no va, hay que darle bola y escucharlo. Porque cuando dijo el psicólogo de volver atrás con los pictogramas, ignorando las palabras que decía Mati y obligándolo a comunicar con el cuaderno me parecía una locura... porque hacer ese ejercicio de intercambio objeto-objeto, no tenía ni pies ni cabeza... y es tranquilizador sentir que teníamos razón. Que no nos equivocamos, que sigamos adelante.
Una de las indicaciones fue sacarle todos los juguetes, porque tiene alcance directo a todo y de esa manera no se muere por jugar con ninguno. Jugar con los juguetes tiene que ser un premio deseado, porque para que aprenda hay que estimularlo y aunque suene a chantaje, qué mejor estímulo que "si hacés esto, te doy la recompensa". No nos dijo nada nuevo, todos sabemos que para alcanzar un objetivo, mayor será la fuerza y garra que vamos a ponerle si el premio vale la pena. Pero a veces, las cosas más sencillas, las perdemos de vista y hace falta una Peppa Pig, para que nos abra los ojos.


Una grosa Peppa!!
ResponderBorrarEsa logopeda es una genia. Y cuántos progresos han tenido, Mai!
beso enorme!
vos decis que es crueldad esconderle los juguetes?? no lo pienso asi, ahora si me entero que Mati te los pide y vos le decis no porque encere el piso...ahi si te reviento!!!
ResponderBorrarQué lindo leer sobre los avances de Mati! Geno está en etapa de transición entre Baby TV y Disney Junior, y Peppa también le gusta!
ResponderBorrarBesos enormes Mai!
Es el metodo que mas funciona, asi vivo yo todos mis dias. Y te juro que logras q hagan cosas increibles!!!
ResponderBorrarTe super felicito!!!! Mariana (desde USA)
Cuánta tranquilidad aportan los profesionales con experiencia! Sigan progresando, con la ayuda de Peppa y de cualquiera que fuese.
ResponderBorrarBesos
Hermoso lo que anda pasando por ahí!!! Besos!
ResponderBorrarPues ya ves, no es para tan pequeños porque mi peque ya tiene casi 9 y, evidentemente sus condiciones de vida hasta hace dos años no eran ni condiciones ni era vida, se vuelve loco por verla. esa sencillez le atrae y le deja tranquilo, como que todo va bien, todo está bien. Hay que ver lo que hacen cuatro puerquitos rosa...
ResponderBorrarUn besito a los tres.
Si MC leyera blogs, Mati ya la haría sentir vieja... hay algo de moda para chicos, que ya no es para su edad! Bueh, para qué disfrazarlo, me hizo sentir cierta nostalgia a mí!!!
ResponderBorrarMe alegro que le hayan dado otra oportunidad a Peppa, se la merecía con creces.
Y la técnica de esconder juguetes hace maravillas para todos. Un juguete en el cajón es un juguete desaprovechado, a ningún juguete le dura el atractivo una vez que deja de ser nuevo, por lo que debemos hacerlo "nuevo" la mayor cantidad de veces posible.
Qué alegría leerte así.
Besos!
Prestaré más atención a estos dibujitos ya que mi hija de un año y medio también queda hipnotizada cuando los mira y yo, la verdad... todavía no dí mucha boilla a la historia ni a los personajes. Justo en estos días le comentaba a mi marido que mi hija tiene demasiados juguetes a su alcance y le sugerí tenerlos a resguardo de ella para ir dandole de a poco y así le resulten novedosos. Lo intenté con algunos y se sorprende mucho cuando se los doy, lo que hace que se entretenga más tiempo y les dé mayor importancia. Saludos!
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