Sigue siendo el rey

Con la nariz partida y los bigotes paspados, pero firme como rulo de estatua, el 13 de febrero festejamos el cumple de Mati, en la salita del jardín de infantes.
Hasta último momento, no sabía si hacerla o menos la fiesta, porque estaba tan resfriado y arruinado que no tenía ánimo "partuzero". Y tampoco tuve tiempo de hacer muchas cosas, porque el rol de enfermera, me tuvo bastante ocupada.
Pero con lo que pude y encontrando unos días antes, todo el cotillón (increible! Es la primera vez que elijo un tema y encuentro las cosas) se vino la fiesta del trencito Thomas -se le despertó la vocación ferroviaria últimamente y tengo la casa llena de montañas rusas para que pasen sus trencitos-.

Basta de cháchara, les dejo las fotos...

La torta (hecha por mí!) antes de que Matias y sus compañeritos la "redecoraran".

 La recolecté tubitos de papel higiénico y rollos de cocina, que se transformaron en trencitos porta caramelos para regalarles a los compas.

Todos sentaditos y ordenados, comiendo.

El momento de la velita, con papá y Alessandra (su enamorada, que se le pega al lado y no lo deja ni a sol ni a sombra... suegra celosa? Naaaa!)

Jugando con el super globo, que no lo abandonó nunca más (fue el mejor regalo! Lo abraza, lo usa de caballo, de almohada, de paraguas...)

Y acá finalmente la fotógrafa, se sacó una foto con el cumpleañero!

 Buena vida, rey Matías!