Un año después

Hace un año exactamente escribía esto.

Hoy, volviendo a leer la descripción de aquél día, me acuerdo todas las sensaciones vividas y al final, me nace una sonrisa.

Ayer chateando con mi amiga Fer, me preguntó: y vos, decime de verdad... ¿cómo estás?

Mi respuesta fue: SERENA Y CONTENTA.

En su momento deseaba que le hicieran a Matias todos los estudios, todas las visitas, todo ya... urgente... tenía que saber qué le pasaba a mi hijo, qué tenía que hacer, qué podía hacer. Tuve que aprender a moderar mi ansiedad y armarme de paciencia... mucha paciencia. Nos dieron turnos eternos, listas de espera larguísimas... al punto tal que del estudio genético que hicimos en mayo del 2012 (mappatura cromosómica), los resultados quizás -con suerte- nos los darán en marzo del 2013! Pero no me cambia nada... que los hagan con calma (y se la toman toda al pie de la letra!).

Tuve que verlo sufrir, sin dormir, poniéndole sensores aquí y allá en su cabeza, en sus oídos, ver cómo lo pinchaban para encontrarle las venitas... todas cosas "necesarias" (?) para descartar que no se trataba de otros síndromes o enfermedades. Porque dale la vuelta que quieras, para confirmar el autismo les alcanza con la observación.

Todo forma parte de un camino, que lleva a un crecimiento personal. Ojo, lejos estoy de convertirme en guru de autoayuda... pero con el tiempo las cosas se van acomodando.

Y volvés a apreciar las pequeñas cosas, los progresos que por más minúsculos que parezcan son enormes y llevan detrás un arduo trabajo en equipo (y en familia).

Hoy, 27 de Diciembre (además de ser el cumple de la querida Alicia -que te dije que no me lo iba a olvidar nunca más!-) es el aniversario de aquella visita que cambió mi forma de ver el mundo, de ver a mi hijo y por sobre todas las cosas de verme a mi misma.

De nuevo, gracias a tod@s por acompañarme siempre, aunque esta bloguera ingrata no escriba tan seguido como antes!