Es un gran tipo mi viejo

Y hoy es más viejo... porque cumple sus primeros 60 años!

Mi papá es atípico. 
No le gusta el fútbol, ni los deportes en general. 
Es gruñón y mal hablado. 
Dice chistes malos y te los vuelve a explicar si no te reíste.
Es un esqueleto gordo, porque está cada vez más flaco. (Y la genética no me favoreció dándome las semejanzas con su cuerpo... yo saqué las caderas de mi madre!)
Mi papá es inteligente y culto, adora hacer crucigramas y leer... eso hace que sepa términos y vocablos, que solamente él y la Real Academia conocen!
Mi papá es romántico como pocos. Después de 38 años de casados, sigue dejándole cartitas a mi mamá o trayéndole florcitas que juntó a propósito del rosal de una vecina (con permiso eh!) o viéndola siempre bien, ni gorda ni flaca.
Mi papá es generoso, si tiene comparte o da más de lo que puede. 
Mi papá nos compra los absorbentes y sabe cuáles preferimos, con alas, finitos, el paquete violeta o el azul... Es capáz de recorrer todos los negocios si no encuentra lo que le pediste...
Mi papá va a hacer las compras y siempre trae "sorpresitas"... un chocolate que te gusta, un helado preferido, una galletita que tenías ganas...
Se acuerda siempre de los cumpleaños, te compra regalos y te saluda mil veces.
Mi papá habla mucho. A veces es un mal... siempre es un mal! jaja Pero lo conoce todo el mundo y lo saludan hasta las piedras. 
Mi papá tiene bigotes y desde que nací lo conozco así: mi papá y sus Bigotes!
Mi papá es soñador y arriesgado. Es buscavidas y valiente.
Si no fuera todo esto, no sería mi papá!

Feliz cumple papi!!!


Y para él, esta canción de uno de sus cantantes preferidos...

A menudo los hijos se nos parecen, 
y así nos dan la primera satisfacción; 
ésos que se menean con nuestros gestos, 
echando mano a cuanto hay a su alrededor. 
 
Esos locos bajitos que se incorporan 
con los ojos abiertos de par en par, 
sin respeto al horario ni a las costumbres 
y a los que, por su bien, (dicen) que hay que domesticar. 
 
Niño, 
deja ya de joder con la pelota. 
Niño, 
que eso no se dice, 
que eso no se hace, 
que eso no se toca. 
 
Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma, 
con nuestros rencores y nuestro porvenir. 
Por eso nos parece que son de goma 
y que les bastan nuestros cuentos 
para dormir. 
 
Nos empeñamos en dirigir sus vidas 
sin saber el oficio y sin vocación. 
Les vamos trasmitiendo nuestras frustraciones 
con la leche templada 
y en cada canción. 
 
Nada ni nadie puede impedir que sufran, 
que las agujas avancen en el reloj, 
que decidan por ellos, que se equivoquen, 
que crezcan y que un día 
nos digan adiós.