Dolores

Cuando sos primeriza y tu bebé es chiquito y llora, al principio te desesperás. No sabés que hacer y empezás a tejer mil hipótesis. Después con el pasar de los meses, estás más canchera y vas entendiendo que si llora es probable que sea uno de los motivos que se subsiguen cíclicamente en el día: HAMBRE o SUEÑO o CACA-PIPí. Alguna vez pueden ser combinados unos con otros o simplemente gases y dolor de panza. No ves la hora que el bebé crezca y sea capaz de decirte qué le duele, para poder ayudarlo.

Llega un momento en el que le conocés el llanto. Te das cuenta si es llanto de actor o llanto de verdad.

Estuve dos días con Matias con fiebre altísima (40!) no le bajaba con nada. Lloraba y no sabía que le dolía. Le señalaba la garganta, el oído, la panza... nada, lloraba, con llanto de dolor pero no lograba decirme nada.
La impotencia me estaba consumiendo más que la fiebre... pero en un momento, mientras lo tenía abrazado mientras lo calmaba, agarra mi mano y se la lleva a la cabeza. A Matias, le dolía la cabeza. O al menos eso entendí yo.

Por suerte la fiebre pasó, quedaron rastros de mocos y algo de tos. Pero ya corre como siempre y sonrie.
Ahora me contagió todo, dolor de cabeza, tos y mocos a granel.  Y yo que puedo quejarme y decirte lo que me duele, te digo que de todo esto lo que más me duele es el corazón.