La maraca tecnológica

No quiero aburrirte, tenés todo el derecho de seguir de largo si te canso, pero en este espacio te cuento mis días, las cosas que me pasan y Matias y sus estudios, es uno de los temas más recurrentes.

¿Te acordás aquélla vez que te conté que teníamos que ir a Palermo para la visita audiológica y no pudimos porque estaba el paro del combustible? Bueno, después se nos vino la nieve hasta Palermo... (había sacado fotos, pero no las encuentro!) y visto que seguíamos sin poder comunicarnos telefónicamente con el call center que da los turnos, fuimos con Mr Love hasta el hospital y logramos que nos dieran el turno para el mismo día que teníamos otra visita, así nos ahorrábamos un viaje.

Hoy fuimos, a las 9 teníamos una visita con la psicóloga nosotros solos, Mr Love y yo, sin Matias. Entonces vinieron con nosotros, mi hermana y mi cuñado para quedarse con el enano mientras nosotros estábamos adentro. A las 10, en el mismo hospital pero en otro pabellón, tenía el control Matias.

A nosotros, nos fue bien, porque la psicóloga no pidió que nos encerraran ni tampoco enloqueció al vernos... seguimos sueltos y libres, tratando de criar lo mejor posible a nuestro hijo. Que ya es un gran desafío.

Después fuimos con el audiólogo, llegamos justo en horario para entrar con Mati y dejar a la tía Juli sin la responsabilidad de sujetarlo para que le pongan cosas en las orejas...

El primer aparatejo no se lo pudo poner, porque era demasiado sensible y el llanto de Matias no permitía medir los resultados.

El segundo, que era un auricular de goma, teniéndole la cabeza, pudo medir y comprobar que las orejas le funcionan! Le miró con el aparatito y notó que tenía un poco de moco en los oídos (y gracias, vivió todo el invierno resfriado!).

Después, me hizo sentar con Matias en otro lugar. Mati lloraba a moco tendido, se tapaba las orejas, cerraba los ojos, no quería saber nada. Los dos doctores se alternaban, agitando unas maracas, que obviamente mi hijo ni registraba... tal era su calentura, que los ignoraba rotundamente.

Logré que se calmara, lo bajé al piso. Lo tranquilizamos y ahí escuchó a los "maraqueiros". Que escondían la maraca detrás de las espaldas, para que él no las viera y sintiera solamente el ruido. Y así fue que Mati giraba la cabeza siguiendo la proveniencia del sonido. Después el doctor, abrió una valijita y sacó un parlante de computadora... emitió unos sonidos parecidos a los que hace una pistola láser de juguete (esas made in China) y vió que Matias también lo escuchó y distinguió de donde venía el sonido. El doctor nos dió la evaluación, confirmándonos que el nene escucha y distingue las distintas frecuencias.

Cuando salimos del estudio, con Mr Love empezamos a reirnos. Esperábamos la super tecnología, unos aparatos complejos que midieran frecuencias sonoras y ondas cerebrales... y nos encontramos con dos maracas y un  "fium fium"! Somos dos ignorantes!