Doble vara de medir

Ayer tuvimos la segunda entrevista con la fonoaudióloga, tiene que darnos una evaluación de Matias. Volvimos a irnos del consultorio enojados, desorientados, mal.

Para empezar nos dió turno para las cinco de la tarde, pleno horario de siesta de Mati. Traté de hacerlo dormir más temprano, sin éxito. Entonces seguimos jugando y traté de que no se durmiera... alcanzó con no querer que cerrara los ojos para que se durmiera sentado a las 16:10. Lo dejé dormir media hora y lo tuve que despertar.

Cuando llegamos, la doctora quiso que entremos al consultorio, pero él se quiso quedar en la sala de espera, donde estaban los juguetes. Entonces nos quedamos allí. Ella se sentó en el piso. Matias la miraba de pie. Empezó a sacar juguetes, él se puso en cuclillas, pero no se sentó sobre la alfombra hasta que no lo hice yo. Después nos dijo que la dejemos sola con el nene, salimos sin hacernos notar, pero a los cinco minutos él se dió cuenta que estábamos en la otra habitación y vino a buscarnos. Ella siguió dándole órdenes, que Mati ignoró todo el tiempo, haciendo lo que le decía la doctora pero cuando él quería.

Mientras tanto la doctora nos hablaba, diciéndonos que no sabía qué evaluación quería la neuropsiquiatra, visto que el nene no habla, no reproduce, no imita... no puede hacerle ningún test. No pudo hacer nada, siempre insistió con organizar las citas para las próximas visitas, con los días de terapia y con los 35 euros de esta consulta en la que no logró hacer nada. El martes que viene, nos volveremos a ver y para ese entonces, le dije que se comunique con la neuropsiquiatra para ver si le basta con una observación, visto que no es posible realizar ningún test.

Sentimos que fueron cuarenta minutos inútiles. Nos vamos enojados con la fonoaudióloga, pero pensándolo hoy con la mente más serena que ayer, quizás nos enojamos por otro motivo.

Hablando con Mr Love, me dijo una cosa que me hizo pensar. ¿Por qué de la visita con la neuropsiquiatra, a pesar de habernos dicho que nuestro hijo sufría de autismo, nos fuimos tranquilos (y no te digo contentos pero sí esperanzados) y cada vez que nos vamos del consultorio de la fonoaudióloga nos vamos enojados y alterados?

Tal vez, se debe a que la neuropsiquiatra, parte de la base del niño autista. Entonces si comparás a Mati, con la idea que cualquier persona tiene del autista severo, decís que mi nene es bastante normal, es simpático, vivaz, juguetón... No lo vas a ver meciéndose en una silla, con la mirada perdida y emitiendo un sonido constante. Porque se encuadra en el espectro autista, con comportamientos que resultan con ciertos rasgos de autismo. Entonces sabiendo que podría ser mucho peor, la neuropsiquiatra nos dió muchisimas esperanzas de poder sacarlo adelante, para que pueda conducir una vida normal. Nos incentivó a que sigamos estudiando y que hagamos ejercicios, que nos apliquemos.

En cambio, la fonoaudióloga, parte de la base del niño normal. Y ahí está la triste realidad, mi hijo no lo es. ¿Será que la fonoaudióloga nos enfrenta a la evidencia y por eso nos genera rechazo? Ella resalta todas las carencias de Mati, todos los defectos que lo hacen distinto. No nos garantiza que su trabajo dará resultados ni tampoco busca cómo llegar a Matias. Nos dijo que no busquemos más lecturas en internet, porque nos hace mal. Se la pasó mirándolo a Mati y diciéndole: "pero sos belloooo..." (sacale el pero, porque ES bello y no hay nada que cambie esta esencia). Siento su lástima y eso me genera nervios.

Ayer salimos tan mal de la visita, que lo llevamos a Mati al pelotero, para que salte y juegue... y recién viéndolo treparse y tirarse contento en el piletón de pelotas multicolores, pudimos sonreir.