¿quién me quita lo bailado?

El viernes salimos... los tres. Fuimos a nuestro adorado irish pub, donde nos recibió el dueño que siempre tiene un elogio para mí y me hace sentir bien.
Es muy loco encontrarse con los que alguna vez fueron los chicos del bar y verlos casados, empujando cochecitos con prole, tomando apenas una cerveza y no haciendo rondas te tequila bumbum. Todo cambia...

Matias tardó diez minutos en ambientarse, mirar el local, escuchar la música que tocaba una banda de estilo retro, descubrir la pantalla gigante y comerse un plato de papitas snack. Después quiso inspeccionar el local y empezó la maratón corriendo detrás de él, pero esta vez, yo estaba de "salida" así que le tocó al padre. Me quedé sentada en el cubículo como una lady y veía a Mr Love de aquí para allá, detrás de mi pequeño terremoto... hasta que se metió detrás de la barra y descubrió que podía pasar por los barriles de cerveza y desembocar por el otro lado, agrandando la vuelta y tendiéndose su propia emboscada.

Yo la pasé bárbaro, pero Mr Love terminó agotado!

Eso sí, por dos días de salidas ya llevo tres consecutivos de encierro y las dos noches de sábado y domingo sin dormir. A Mati le vino tos, resfrío y unas líneas de fiebre. Hoy, ya está bien. Volvió a la normalidad y me dió signos de vitalidad, deleitándome con un dibujo con lápiz amarillo en la pared roja de la cocina.