Herir sentimientos

Varios blogs de los que leo y sigo cotidianamente, son anònimos y secretos. Ponen nombres de fantasìa, no publican fotos y ninguno (familia-amigos-parientes-marido) sabe de la existencia.
Es una manera de exprimirse sin censura. Hasta ayer pensaba que esos blog se escribìan con cierta hipocresìa, porque al final es como "hablar mal por detràs" y que nadie se entere. Creo que los hacen asì para evitar tener que explicar o justificar el por qué de ciertos textos.

Mi caso es distinto. Mi blog es mi diario, mi diario ìntimo sin candado, abierto. Publico mis fotos, firmo con mi nombre y sé que me leen mis familiares. Mr Love sabe de mi blog y hasta lo lee cada tanto sin decirme nada. Mi hermana me dice: acà exageraste, esto no fue asì... pero son licencias poéticas! Mi viejo es mi fiel seguidor silencioso, entra todos los dìas para ver si escribì algo nuevo. Mi mamà llora, porque se emociona cada vez que recuerdo cosas del pasado.

Trato de no nombrar a los demàs, pero los textos son mìos, reflejan lo que yo sentì, hablan de mi experiencia, de mi forma de ver las cosas.

Hasta ayer mi blog habìa sido motivo de alegrìa, de encuentro, de desahogo. Era mi refugio antidepresiòn. Mi forma de "perder el tiempo" sin que mi cabeza estallara de tanto pensar.

Ayer, recibì una llamada que me hizo ver que con mis palabras hacìa estar mal a otras personas, lastimaba.
Y a pesar de no dar nombres y apellidos, de no saber si lo que cuento es real o ficciòn, sin dejar que termine mi historia para llegar a leer lo que siento hoy... piensan que sigo revolviendo mierda del pasado, que vivo con resentimiento, que soy falsa y tengo dos caras. Que no construyo nada contando estas cosas, simplemente hago mal.

Si me hubiesen permitido continuar... si hubieran dejado que siguiera contando mi historia, quizàs entendìan. Pero se quedan con un post, publicado hace unos meses pero escrito hace mucho, de algo que pasò en el 2003, cuando la herida del expatrio estaba abierta y la vida no era precisamente color de rosa.

De nada sirve que escriba que otro fue el cantar en los años siguientes, pero de nada vale que siga contando mi historia. Hubiera preferido que me dejaran terminarla y asì poder hablar después, con el texto completo sin sacar de contexto nada. Porque si ahora se encuentran con una entrada donde hablo maravillas, pensaràn que modifiqué los textos para tratar de "arreglar" las cosas. Y no es asì.

Yo me quise casar, lo hice y soy feliz. Querìa contarles para que vieran que a pesar de no ser todas las historias perfectas, a pesar de pasar por mil incovenientes, las historias pueden tener un final feliz. Porque yo aprendì que las cosas materiales no son importantes, van y vienen y no llenan el vacìo. Los momentos felices son tales porque se comparten con los seres queridos y tuve la dicha de que fuera asì. No vale pedir perdòn por algo que dije cuando en su momento lo sentì asì. Tendrìa que pedir perdòn de ser yo y no tiene sentido.

Pensé en cerrar el blog.
Pensé en restringir el acceso.
Y después de pensar... opté por seguir asì, porque este es mi diario y esta soy yo.