Yo me quiero casar (34)

Después de hablar con mi hermana quedé contenta pero con más ansiedad e intrigas que antes, porque ahora tenía vestido!
Por más que trataran de explicarme cómo era y lo describiesen detalladamente, no lograba imaginarlo. Estaba tan insoportable que mi prima se compró la revista donde venía publicado el modelo, escaneó la página y me la mandó por mail.
Diciéndome agotada: “acá lo tenés, le agregamos la cola desmontable, algunos bordados más y el velo. Pero creo que con esto podés darte una idea...”
Cuando abrí el archivo me encontré con esto:


Obviamente, tenía que esperar a probármelo para saber cómo me iba a quedar. Porque a la rubia... le quedaba divino!

También habían comprado el traje para mi viejo, los vestidos de fiesta para mi mamá, la nonna y mi hermana y otro para mí, para usar el día del famoso ricevimento. Mi hermana ya estaba lista para emprender la retirada, cargada hasta la coronilla, se volvía con la valija llena y mi vestido en la mano, porque tenía miedo que lo perdieran. Pobre! Se bancó el viaje de vuelta con escala en Madrid de cinco horas y siempre con el vestido de novia al hombro.

Todo se estaba encaminando. Ya tenía vestido y futuro hogar. Habíamos cerrado el acuerdo con el dueño y además, nos la reservaba un par de meses para hacer el contrato el año nuevo y empezar a pagar el alquiler a partir de enero. Cuando nos prestó las llaves para sacar las medidas de los ambientes, sacamos el cálculo de la pintura que se necesitaba para darle color a toda la casa, sacando la escalera eran 400 m². La escalera no había quedado tan mal, las paredes las habían hecho con yeso blanco y los escalones los habían pintado con un producto gris oscuro, que no era el máximo pero la podíamos mejorar. Teníamos a toda la familia de Mr Love y a mis viejos que nos iban a ayudar con la mano de obra... Porque llamar a los pintores, era un lujo que no nos podíamos permitir. Nos quedaba solamente comprar la pintura.
El domingo les mostramos la casa a nuestras familias. Mi viejo enseguida se anotó con hacer asaditos en la terraza y en pasar las fiestas en mi casa, porque era grande! Yo le dije que podía contar sin problemas con los asaditos si después se encargaba de limpiar la parrilla...
Les gustó a todos nuestro hogar y nosotros quedamos mas tranquilos, con la aprobación general.
Después nos fuimos a la mueblería con Mr Love llevando las medidas exactas para pedir el presupuesto de los muebles de la cocina.

Mi hermana llegó de su viaje “de shopping” a la Argentina, el día de su cumpleaños. Por eso me acuerdo que el 3 de noviembre del 2006 me probé por primera vez mi vestido de novia y... tatatatannnnnnnnnnn... me quedaba bien! Obvio, si adelgazaba otro par de kilitos, caía más holgado, pero lo importante era que me gustaba y me entraba! (Esto no quita que en los meses sucesivos mi pesadilla más frecuente fue que no me entraba o se rompía y yo quedaba sin indumentaria casamentera)

Me probé también los vestidos de fiesta... uno violeta, no me cerraba el corset por la delantera, así que se lo pondría mi hermana y otro rojo, que me quedaba bien (obviamente, era elastizado!) pero no me convencía demasiado porque era bastante llamativo.

En esos días fuimos a la iglesia para ver la fecha y nos dijeron, primero vayan a la sala de fiestas para ver si está disponible. ¿La iglesia le da la prioridad a la fiesta? Cuando fuimos, nos encontramos con todos los sábados ocupados (de ese año y de los dos años venideros). ¿Con cuánto tiempo de anticipación deciden casarse las personas? Yo no sabía donde iba a estar de un año para el otro!
Visto que el sábado era imposible, optamos por el viernes. Muchos conocidos se casan en plena semana (de lunes o de miércoles, los martes y los jueves se casan menos porque dicen que traen mala suerte!) pero me parece que se trastorna demasiado la vida de los invitados que tienen que dejar de trabajar y emperifollarse para un casorio.
Como iban a venir mis parientes, tenía que caer en un período de temporada baja (para que le salieran más baratos los pasajes) pero a la vez hacer calor para que pudieran aprovechar del mar. Además, me había hecho los cálculos porque yo soy nueve meses más grande que Mr Love y hay tres meses en los que tenemos la misma edad (desde el 5 de mayo hasta el 9 de agosto) entonces para que no dijera que se había casado con una vieja (ja! qué infantil!) me elegí junio. Reservamos el 29 de junio, día de San Pedro y San Pablo. Otro buen motivo fue ayudar la mala memoria de mi consorte, porque como ese día se festeja con gran fiesta de los pescadores, al menos eso le recordaría nuestro aniversario!

A partir de noviembre, empecé con la cuenta regresiva.

El 22 de diciembre, como todos los otros días, terminé de laburar y fui a casa. Un poco mas depre de lo común, porque mi jefe me había largado sin un mango y justo en esa fecha de regalos y fiestas, así que mi humor no era el mejor.
Cuando terminé de cenar, me tiré en mi cama a ver un poco de tele, mientras esperaba que viniese Mr Love que generalmente llegaba a las 21. Ese día, curiosamente, eran las 21.30 y todavía no había llegado. Pensé que quizás se había entretenido tocando el piano...
A las 21.40, tocan el timbre y va mi mamá a abrir. Viene corriendo y me dice: “Mai, levantate que vino tu suegra!”
Los típicos saludos navideños -pensé.
Me pongo los zapatos y voy a saludar. Eran mis suegros, mis cuñados y Samuel, mi sobrinito.
Y Mr Love? Le pregunté a Anna, mi suegra... y me dijo: no sé, de casa salió hace un rato.
Me entretuve jugando con mi ahijadito y en eso, golpean la puerta.
Cuando abre mi papá... veo a Mr Love con un ramo de flores gigante, todo afeitado, perfumadito y vestido "combinado" (era un desastre combinando colores!) y quedé boquiabierta, congelada, sin expresión! No entendía nada!!!
Me mira y me dice: Bueno, que vas a hacer? Te querés quedar solterona o te querés casar conmigo???
Y yo morí di amor!!!
Cuando voy a besarlo y a aceptar las flores y su propuesta de matrimonio... mete la mano en el bolsillo y saca un paquetito... EL ANILLO!!!
Al final todos estaban enterados... mi mamá sacó una torta y un champagne que tenía preparados. Y festejamos Mi Compromiso Oficial!
Después, mi suegra y mi cuñada me regalaron “la plancha a vapor”, que era uno de los electrodomésticos que me faltaba.