Yo me quiero casar (4)
"P. te está mintiendo."
Cuando mi prima me dijo esto, se me pasaron mil ideas por la cabeza. La primera hipótesis fue: ES CASADO. Y ahí se terminaba toda la historia, porque las trampas no me caben ni un poquito. Trataba de repasar mentalmente las salidas... esas que al principio me parecían originales ahora se volvían sospechosas por los lugares poco convencionales, las conversaciones respetuosas que no hablaban del pasado... ahora eran claramente evasivas y escondedoras.
Cuando uno vive en una ciudad que no pierde nunca la esencia de pueblo sabe que, el dicho del infierno grande es cierto y que nada se puede ocultar, porque en definitiva nos conocemos todos y si no nos conocemos siempre hay alguien que te conoce.
Cuando esa noche nos vimos, fui directamente al punto: ¿P sos casado?
Y en lugar de decirme si o no, me respondió con otra pregunta: ¿Quién te vino con ese cuento?
Detesto que las respuestas sean preguntas. Será porque soy directa y sincera, no me voy con vueltas y pretendo lo mismo.
Respondeme! ¿sos casado?
No.
¿Tenés a alguien?
No. Pero hay algo que te tengo que decir...
Se me congeló la sangre. Ahora que estaba empezando a vivir la historia con más ilusiones todo se volvía un espejismo.
Te escucho. Hablá!
No, así no. Si estás enojada, no.
Todavía no me conocés enojada, así que va a ser mejor que hables.
Y empezó a echar culpas a la gente que me había dicho estas mentiras, que eran todos envidiosos y que no lo podían ver feliz.
Yo escuchaba toda la perorata y quería mantener la calma para que siguiera hablando.
Si vos sos sincero y me venís con la verdad, yo no voy a escuchar chusmeríos.
Hasta que finalmente me dijo que... no tenía novia ni concubina ni esposa, pero que tenía un hijo de seis años.
De repente respiré aliviada. Bueno, un hijo. Está bien. Lo que no está bien es que me lo haya ocultado y que si yo no lo apuraba no me decía nada. Se supone que si tenés un hijo, es una de las primeras cosas que decís y no lo ocultas por meses...
Mi única pregunta fue: ¿Cómo se llama?
Federico.
De la madre de su hijo, me dijo que no quería hablar. Que el pequeño vivía con ella y los fines de semana estaba en la casa de la abuela (es decir con él) y que no tenía diálogo con la ex, que las comunicaciones eran a través de su mamá (que después descubrí que era la que efectivamente le criaba el hijo porque P no estaba nunca en su casa!). Un día me fue a buscar a Belgrano a la salida del trabajo y en el auto estaba el nene. Federico era un gordito rechoncho, con cachetes que invitaban a los pellizcones, con vos de pito, afectuoso y bastante caprichoso. Las próximas salidas de fines de semana fueron de a tres.
En agosto la vida me golpeó duramente. Mi querido nonno tuvo un pico de presión, un ictus lo llevó al coma y a una agonía que se terminó el día de mi cumpleaños. Era la primera muerte en mi familia, el primer ser querido que me abandonaba. De nuevo dejé que la corriente me arrastrara, la tristeza se llevaba mis fuerzas. Cuando logré empezar a moverme y a levantar cabeza, me dí cuenta que P se había instalado en mi casa.
P era cuidadoso con mi nonna, la compraba con sus abrazos y la mimaba más que sus propias nietas. Supongo que por eso mi nonna no se oponía a que viviera en su casa y durmiera conmigo, aunque la convivencia iba contra sus principios, su educación y su italianidad.
Sus atenciones me distrajeron. Sus ojos celestes y su pasión amatoria me confundieron. Y de repente me ví envuelta en una relación de posesión asfixiante, celos enfermizos, con la incapacidad de hacer las tareas más insignificantes por mis propios medios porque él las tenía que supervisar. No podía hablar con nadie, no podía vestirme como yo quería. Era condescendente en todo para evitar discusiones. Mi cabeza no estaba para ulteriores problemas, necesitaba paz. Yo era un ente, iba por inercia en la vida. Ya no me reconocía.
Esta involución me sometía, me sacaba toda la seguridad en mí misma, me rendía.
Pasaron dos años hasta que reaccioné.
Quería que se fuera pero no sabía cómo hacerlo, cómo enfrentarlo.
Gracias a mi mamá y mi hermana, pude echarlo de mi casa y de mi vida.
Cuando uno vive en una ciudad que no pierde nunca la esencia de pueblo sabe que, el dicho del infierno grande es cierto y que nada se puede ocultar, porque en definitiva nos conocemos todos y si no nos conocemos siempre hay alguien que te conoce.
Cuando esa noche nos vimos, fui directamente al punto: ¿P sos casado?
Y en lugar de decirme si o no, me respondió con otra pregunta: ¿Quién te vino con ese cuento?
Detesto que las respuestas sean preguntas. Será porque soy directa y sincera, no me voy con vueltas y pretendo lo mismo.
Respondeme! ¿sos casado?
No.
¿Tenés a alguien?
No. Pero hay algo que te tengo que decir...
Se me congeló la sangre. Ahora que estaba empezando a vivir la historia con más ilusiones todo se volvía un espejismo.
Te escucho. Hablá!
No, así no. Si estás enojada, no.
Todavía no me conocés enojada, así que va a ser mejor que hables.
Y empezó a echar culpas a la gente que me había dicho estas mentiras, que eran todos envidiosos y que no lo podían ver feliz.
Yo escuchaba toda la perorata y quería mantener la calma para que siguiera hablando.
Si vos sos sincero y me venís con la verdad, yo no voy a escuchar chusmeríos.
Hasta que finalmente me dijo que... no tenía novia ni concubina ni esposa, pero que tenía un hijo de seis años.
De repente respiré aliviada. Bueno, un hijo. Está bien. Lo que no está bien es que me lo haya ocultado y que si yo no lo apuraba no me decía nada. Se supone que si tenés un hijo, es una de las primeras cosas que decís y no lo ocultas por meses...
Mi única pregunta fue: ¿Cómo se llama?
Federico.
De la madre de su hijo, me dijo que no quería hablar. Que el pequeño vivía con ella y los fines de semana estaba en la casa de la abuela (es decir con él) y que no tenía diálogo con la ex, que las comunicaciones eran a través de su mamá (que después descubrí que era la que efectivamente le criaba el hijo porque P no estaba nunca en su casa!). Un día me fue a buscar a Belgrano a la salida del trabajo y en el auto estaba el nene. Federico era un gordito rechoncho, con cachetes que invitaban a los pellizcones, con vos de pito, afectuoso y bastante caprichoso. Las próximas salidas de fines de semana fueron de a tres.
En agosto la vida me golpeó duramente. Mi querido nonno tuvo un pico de presión, un ictus lo llevó al coma y a una agonía que se terminó el día de mi cumpleaños. Era la primera muerte en mi familia, el primer ser querido que me abandonaba. De nuevo dejé que la corriente me arrastrara, la tristeza se llevaba mis fuerzas. Cuando logré empezar a moverme y a levantar cabeza, me dí cuenta que P se había instalado en mi casa.
P era cuidadoso con mi nonna, la compraba con sus abrazos y la mimaba más que sus propias nietas. Supongo que por eso mi nonna no se oponía a que viviera en su casa y durmiera conmigo, aunque la convivencia iba contra sus principios, su educación y su italianidad.
Sus atenciones me distrajeron. Sus ojos celestes y su pasión amatoria me confundieron. Y de repente me ví envuelta en una relación de posesión asfixiante, celos enfermizos, con la incapacidad de hacer las tareas más insignificantes por mis propios medios porque él las tenía que supervisar. No podía hablar con nadie, no podía vestirme como yo quería. Era condescendente en todo para evitar discusiones. Mi cabeza no estaba para ulteriores problemas, necesitaba paz. Yo era un ente, iba por inercia en la vida. Ya no me reconocía.
Esta involución me sometía, me sacaba toda la seguridad en mí misma, me rendía.
Pasaron dos años hasta que reaccioné.
Quería que se fuera pero no sabía cómo hacerlo, cómo enfrentarlo.
Gracias a mi mamá y mi hermana, pude echarlo de mi casa y de mi vida.
"And I'm free, I'm free falling"
Me encantan las bandas de sonido que acompanian los relatos :P
ResponderBorrarEn un momento cuando decias lo posesivo que era P. me vino en mente la historia que pasaron el miercoles en "Amore criminale", menos mal que vos tuviste la fortaleza de sacartelo de encima y que tu familia te ayudo, porque aveces una sola no puede con semejante carga. Me alegro mucho que lo hayas podido "scaricare".
Besos y quiero mas!!
Era un infeliz! Me había olvidado que tenía un hijo, pero me acuerdo del suceso con el padre.
ResponderBorrarGrandes Ana y juli!! A veces se necesita ayuda.
Y seguí contando que a las chicas les va a gustar... esa despedida... y bueno, después Mr Love!
qué lindo!
besotes!!!!
PD: Free Falling me dispara inmediatamente a Jerry Maguire.
Marina: no lo vì el miércoles pero era una historia de ese tipo, que no iba a tener un final feliz sino màs bien tràgico. Scaricatissimo!!!
ResponderBorrarAnita: Si, no entré en demasiados detalles porque solamente su recuerdo me hace mal. Si ves el link, està Tom cantando en el auto! jaja
BESOTES!
Siempre que una mujer entra en una relacion así, me alegro muchisimo cuando se que logran salir.
ResponderBorrarPara mi salir es la parte mas difícil.
Siempre tengo miedo de caer en algo así. No importa que este en pareja hace 15 años.
A veces de loca que estoy me pregunto....estaré metida en una relacion así y no me doy cuenta??
Felicitaciones!!!!!!
Y como hiciste para sacarlo???
ResponderBorrarme quedo leyendote.
un beso
Anavril: es muy difìcil cortar una relaciòn asì, porque no sos del todo consciente y estàs tan maltratada psicològicamente que te sentìs incapaz.
ResponderBorrarnadasepierde: bienvenida! Le armé el bolso, le alquilé una casa (pagando los 3 meses) y le dije adiòs acompañàndolo a la puerta. Sin remordimientos de dejarlo en la calle, fue màs fàcil despacharlo. Sus làgrimas de cocodrilo cesaron (al tener un nuevo bulin para hacer lo que quisiera) y mis làgrimas de verdad también. Mi hermana y mi vieja me hicieron de escudo las veces que volviò e impidieron que me viera o hablara. Me aislaron y protegieron el tiempo necesario.
GRACIAS POR PASAR Y COMENTAR! BACI
Relatás muy bien los sucesos, con las dosis de suspenso incluídas, que tu historia es digna de ser publicada!!!
ResponderBorrarMenos mal que te diste cuenta a tiempo y lo corriste de tu vida, porque alguien tan posesivo es muy desagradable.
Besos y buen finde!!
Mai, qué fuerte! Qué relación! Menos mal que lograste sacarlo de tu vida! Aunque dos años es bastante tiempo para aguantar, no es tanto considerando cómo decís que era P...
ResponderBorrarA ver cómo sigueeee!!! :D
Mai, deberías poner una advertencia para las chicas solteras que visitan tu blog... aunque las historias son una advertencia en sí, porque lamentablemente es todo real.
ResponderBorrarQué suerte que pudiste salir de esa relación, aunque "despertarse" de una situación a la que habían llegado no debe ser nada fácil.
Besos!
Parece mentira lo que nos cuesta a nosotgras romper ataduras y las vueltas que damos a todo Y LO FACIL QUE LO VEN ELLOS, se van y listo.
ResponderBorrarMenuda liberación sentimos cuando los malos rollos acaban, pasamos unos días aleladas y luego, cambiamos de ropa, peinado, comenzamos a sonreir y observamos la vida desde el lado nuestro; parece como si antes viéramos las cosas desde el lado del otro...
Besos, amiga, buen domingo.
no debe haber sido fácil sacarlo
ResponderBorrarmás que un h de p creo que era un vividor y un cómodo, de esos a los que no les importa a quienes lastiman para llegar a su objetivo
sigo leyendo