Carnaval toda la vida - Primera parte -

Una de las características que tiene mi ciudad siciliana es el carnaval. Ustedes dirán: tarde te acordaste Mai! Y no! No es que me acordé tarde, es que este año lo festejan en mayo, exactamente del 14 al 16 de mayo de 2010 se viene la 110° edición del Carnaval de Sciacca.

Obviamente, todo tiene una razón de ser, por más raro que parezca. Cuando el resto del mundo festejaba carnaval en febrero, por estos pagos teníamos nuevos representantes en el gobierno que según dijeron se encontraron con grandes dificultades económicas cuando asumieron el poder. Los recortes vinieron, comenzando por las fiestas populares. Pero hete aquí que al pueblo siciliano le podés quitar cualquier cosa... excepto las ganas de fiesta! Y vístose en apuros el primer ciudadano, calmó a la muchachada dándoles carnaval aunque el calendario no lo diga.

Detrás de este acto de arrojo, hay una verdad que pocos saben y no dicen. Y es que el carnaval mueve millones, porque esta gran fiesta viene patrocinada por la provincia y la región siciliana. Si el evento no se hace, los fondos destinados a la manifestación serán cancelados del budget para el próximo año y no vendrán calculados en futuro. Conclusión: tenemos carnaval sí o sí.

A los sicilianos se los puede acusar de vagos, de cerrados, de tradicionalistas, de mafiosos y muchas cosas más... pero si hay algo que no se les puede negar es que son divertidos y siempre listos al momento de la partuza!

El carnaval saccense (saccense es el gentilicio de mi ciudad) tiene raíces antiquísimas y lo vuelve especial el hecho que involucra a todos (niños, adolescentes, adultos y ancianos) que se disfrazan y festejan saliendo a la calle a bailar y cantar hasta que la fiesta llegue a su fin. El componente humano es la fuerza principal, junto con la maestría en la realización de las carrozas, hechas íntegramente en papel maché (cartapesta) que después se venden a otros carnevales más conocidos o mejor publicitados en el resto de Italia, haciéndolos pasar por manufacturas propias, sin decir que la mano artesanal pertenece a los artistas de mi ciudad.

Cada carroza tiene un tema. Y en función de esta alegoría, se desarrollará el himno (por supuesto con rezagos de tarantela) que la acompañará durante todo el evento, el cuerpo de baile con los vestidos llenos de paillettes, plumas y lamé que seguirán una coreografía estudiada para la ocasión y una obra de teatro con tonos burlescos que se exhibirá en el escenario de la plaza central.

Se empieza con el boceto, se hace la maqueta, se planifican los movimientos, se autorizan en la comuna y una vez aprobado el papelerío burocrático, todos se ponen manos a la obra para realizar las carrozas imponentes de hasta 10 metros de altura que desfilarán tres días consecutivos por las calles de la ciudad. Los preparativos comienzan varios meses antes. Por un lado el cuerpo de baile practicará en garages los pasos sencillos de la coreografía, en otra sede los actores improvisados aprenderán el guión de la obra y por el otro, estudiantes, profesionales y operarios se convertirán en artesanos que se reunirán por las noches (después de la jornada laboral) en galpones prestados para la ocasión, sin distinción de clases, todos unidos por la pasión carnavalesca para darle cuerpo y alma al carro alegórico. Después del armado de la estructura del esqueleto en hierro y alambre, las poleas de movimientos y los motores internos se pasa a la textura de papel. Infinitas capas de cola y hojas de diarios y revistas cubren los tejidos. Después pasarán al papel madera y por último al enduido que le dará el efecto de superficie enyesada lisa y blanca. Por último es el turno de los maestros ceramistas que dan las definiciones a las esculturas e indican cómo pintar cada parte del rompecabezas, para terminar con los detalles de aerógrafo.