Alma llena

Así es como quedo... este es el efecto que me provoca hablar con Carola o leer una carta de puño y letra de Anita o un mail de Fer. Quedo flotando el resto del día. Son esas Amigas con la A bien grande que te hacen sentir cerquita a pesar del océano que nos divide. Los miles de kilómetros se acortan, se vuelven insignificantes porque me alcanzan cinco minutos para ponernos al día y sentir que el tiempo es clemente con los afectos, porque a pesar de no tener ese contacto cotidiano seguimos siendo hermanas elegidas.

Con Caro nos descubrimos en la secundaria, pero nos volvimos “comadres” después, cuando los problemas de la vida nos hicieron crecer más que al resto de las coetáneas. Entre El pibe de los astilleros y La bestia pop, nos volvimos redondas y entre un pogo y otro quedamos pegoteadas para siempre.

Con Anita el destino nos unió estudiando. No nos descubrimos enseguida, porque ella tenía otras amigas y yo estaba medio en la mía, más vieja y con la mochila de otra carrera incompleta a cuestas. Pero mientras cursábamos aprendimos a confiar en los apuntes de la otra (los de ella mejores que los míos!), pero ambas con la caligrafía linda y sin faltas de ortografía, y descubrimos también que las dos éramos teleadictas... y entre los capítulos de Felicity y las clases de la Calderaro, nos dimos cuenta que podíamos contarnos mucho más que una serie...

Con Fer nos conocemos desde el jardín de infantes. Fuimos compañeras de colegio por 13 años y compañeras de aventuras por mucho más. Cómplice de veranos miramarenses y cebadora de mates hasta que los palitos flotaran. Ella silenciosa y tímida, yo logorroica y caradura. Con los años nos fuimos fundiendo y ella se volvió más extrovertida y yo más recatada. Su eterna neutralidad hizo por momentos que nos alejáramos, pero nuestra historia era más fuerte y seguimos sabiendo que estamos para bancarnos.

En el camino fui perdiendo amistades o mejor dicho fui fortaleciendo las verdaderas amistades y descartando las ficticias. Me pegué unas cuantas desilusiones en el camino, de esas que duelen. Pero todo sirve para poder valorar aún más a “las chicas” que son incondicionales y me dejan siempre con el corazón contento y lleno de alegría (Palito dixit!).

Comentarios

  1. ¡Qué lindo cuando pasan los años y algunas amistades permanecen! Se nota que tus amigas son de las verdaderas.
    Yo sufrí muchísimas desilusiones en este aspecto, pero hoy en día sé que todas aquellas personas que dejé atrás no tenían que estar en mi vida hoy, por eso todo se dio de cierta manera.

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  2. Madie, tal cual! La vida hace que te des cuenta con quien vale la pena compartirla, pero para esto se sufre bastante. Y estas amigas son de las verdaderas!

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  3. Ay que lloro!!!
    Y lo leí apenas lo posteaste pero no pude comentar hasta llegar a casa! Sabes que siento lo mismo que vos... y esperá una cartita que va en camino.
    Besote

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  4. Las "chicas" es una de las mejores cosas que no da la vida! A veces estan lejos en tiempo y espacio, pero siempre cerca de nuestro corazón!

    Besooos

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  5. Ani no llores! Te quiero Amigaza!

    Stella cuanta verdad! Gracias a la vida por las chicas!

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  6. Cuánta razón!!! La distancia a mí también me ha ayudado a descartar las que yo creía amistades y a fortalecer las verdaderas.
    Besito

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  7. me hiciste llorar mucho... con casi todas tus publicaciones... pero con esta en especial...
    sabes que te llevo en el alma, y que me mata la distancia.... pero a pesar de todo vas a ser siempre, siempre mi comadre y mi hermana elegida...
    Te quiero muchisimo!
    Carola.

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