Los hijos de la lechuza
Creo que a todas nos pasa que cuando empezamos a pensar en tener un hijo, miramos a nuestra media naranja y elegimos las “mejores partes” de entrambos. Entonces armamos un identikit de cómo quisiéramos que fuera nuestro bebé... que tenga tus orejas, mi nariz, tus ojos, me gustaría que tuviera tus pestañas, mi carácter, la inteligencia de los dos (para no quedar mal), etcétera.
Después quedás embarazada y empezás a descifrar las ecografías. Y ahí empieza que todo lo negativo es femenino y lo positivo masculino: Es cabezón como la mamá. ¡Hijo de tigre! ¡Mirá que dotado! Tiene tu nariz, no parece la tuya. Fantaseamos con identificar la fisonomía en ese pedazo de papel fotográfico marmolado de sombras blancas y negras. Algunas madres ostentan las eco en 3D ó 4D que se ve tipo un guiso de mondongo en color naranjita, pero tiene el bebé tiene más forma.
Pasado el tiempo que se le cante a tu párvulo (no digo nueve meses, porque el mío casi nacía de diez) aparece esa personita que tanto soñaste y todo cambia. Antes que nada, te fijaste que fuera sanito, le contaste los dedos de las manos y los pies, controlaste los ojitos, las orejas, viste que come, que hace caca, que de a poquito va recuperando el peso después de la pérdida normal de los primeros días... y cuando todo parece bajo control, empiezan los comentarios (de no tan buena leche):
¡Ay, es narigón como el papá! Noooo, es negrito como la madre... ¡Qué peludo! ¿Quién tiene tanto pelo?
Y así continúan con las apreciaciones, según de que parte venga la parentela, cambiarán la versión. Entonces, me encuentro con que los de mi lado, lo ven parecido a mí. Los parientes de Mr Love, dicen que es igualito a él. Y buscás la opinión de la gente neutral. Y ahí empieza la competencia, para nada sana. Cada vez que alguien te dice que se parece a vos, se te llena el corazón, tu orgullo sale por los poros y te agrandás. Por más que te sientas fea, o pienses que tu marido es más lindo, no importa, querés que tu pichoncito sea como la mamá porque ES TUYO. En cambio, cuando te cruzás con alguien que te dice: es un calco del padre... se te explota la yugular y te autoconvencés que el interlocutor está completamente chicato y querés dispararle dardos venenosos con la mirada.
Pasé todo el embarazo pensando que me salía negrito y fui preparando a mi suegra (acostumbrada a su primer nieto rubio y de ojos claros) convencida que como yo soy morocha y Mr Love no es rubio, iba a ser oscurito... Contra todos los pronósticos, Mati me salió rubio y de ojos celestes. Y ninguno de los genitores somos así, no se parece a ninguno de los dos directamente (al menos en los colores), así que a simple vista no se puede ver una semejanza. Y ahí es cuando las abuelas “pelan” los álbumes y la competencia se viene más aguerrida. Mirá que cuando eras chiquita eras rubia, después el agua te oscureció el pelo. Mr Love era rubio también y tenía esos cachetes, mirá si no tiene la misma mirada. Y así continuamos, obviamente sin ponernos de acuerdo.
Conclusión: Lo esencial es invisible a los ojos. (O todos nos dicen bolazos o los ojos ven con el corazón).
Después quedás embarazada y empezás a descifrar las ecografías. Y ahí empieza que todo lo negativo es femenino y lo positivo masculino: Es cabezón como la mamá. ¡Hijo de tigre! ¡Mirá que dotado! Tiene tu nariz, no parece la tuya. Fantaseamos con identificar la fisonomía en ese pedazo de papel fotográfico marmolado de sombras blancas y negras. Algunas madres ostentan las eco en 3D ó 4D que se ve tipo un guiso de mondongo en color naranjita, pero tiene el bebé tiene más forma.
Pasado el tiempo que se le cante a tu párvulo (no digo nueve meses, porque el mío casi nacía de diez) aparece esa personita que tanto soñaste y todo cambia. Antes que nada, te fijaste que fuera sanito, le contaste los dedos de las manos y los pies, controlaste los ojitos, las orejas, viste que come, que hace caca, que de a poquito va recuperando el peso después de la pérdida normal de los primeros días... y cuando todo parece bajo control, empiezan los comentarios (de no tan buena leche):
¡Ay, es narigón como el papá! Noooo, es negrito como la madre... ¡Qué peludo! ¿Quién tiene tanto pelo?
Y así continúan con las apreciaciones, según de que parte venga la parentela, cambiarán la versión. Entonces, me encuentro con que los de mi lado, lo ven parecido a mí. Los parientes de Mr Love, dicen que es igualito a él. Y buscás la opinión de la gente neutral. Y ahí empieza la competencia, para nada sana. Cada vez que alguien te dice que se parece a vos, se te llena el corazón, tu orgullo sale por los poros y te agrandás. Por más que te sientas fea, o pienses que tu marido es más lindo, no importa, querés que tu pichoncito sea como la mamá porque ES TUYO. En cambio, cuando te cruzás con alguien que te dice: es un calco del padre... se te explota la yugular y te autoconvencés que el interlocutor está completamente chicato y querés dispararle dardos venenosos con la mirada.
Pasé todo el embarazo pensando que me salía negrito y fui preparando a mi suegra (acostumbrada a su primer nieto rubio y de ojos claros) convencida que como yo soy morocha y Mr Love no es rubio, iba a ser oscurito... Contra todos los pronósticos, Mati me salió rubio y de ojos celestes. Y ninguno de los genitores somos así, no se parece a ninguno de los dos directamente (al menos en los colores), así que a simple vista no se puede ver una semejanza. Y ahí es cuando las abuelas “pelan” los álbumes y la competencia se viene más aguerrida. Mirá que cuando eras chiquita eras rubia, después el agua te oscureció el pelo. Mr Love era rubio también y tenía esos cachetes, mirá si no tiene la misma mirada. Y así continuamos, obviamente sin ponernos de acuerdo.
Conclusión: Lo esencial es invisible a los ojos. (O todos nos dicen bolazos o los ojos ven con el corazón).
Acá pase, para devolver la cortesia.
ResponderBorrarYo soy blanca y pelirroja y mi marido es morocho de pelo negro...La verdad es que durante mi embarazo, en un momento me agarró miedo, porque para mi somos una mezcla explosiva, nos podia salir bien como...un mamarracho (con amor, siempre con amor), pero la verdad es que salio preciosa (obvio porque es mia) es blaaaanca, castaña colorada al sol... y la cara igual al padre. Es por eso que los que no lo conocen dicen que es igual a mi, pero en cuanto ven una foto de mi marido o lo conocen a él, es graciso verlos girarse hacia a mi y decirme: no, nena, tu hija es el calco del padre. Ya me paso 3 veces.
Saludossss
Ay Mai! No tengo idea de qué me hablás... cuando pases por mi blog buscá una foto de mi hija y marido y vas a ver qué quiero decir!!! (Es INNEGABLE a quién se le parece!! (recién ahora 2 años 4 meses puedo empezar a reconocerme en ella!)
ResponderBorrarBesotes (lo de los "rubios" o los "ojos claros" yo la pasé en cierto modo porque mi suegra es gringa gringa y de ojos transparentes, y todo el resto de ambos lados somos todos morochos promedio, así que te imaginarás que si salía con ojos celestes quién se iba a "adjudicar" la semejanza, no??!! Ahí fue que empecé a buscar fotos mías para demostrar que yo algo rubia era... y te imaginarás nuevamente que si encontré una es porque la luz dio justo sobre los poquitos reflejos dorados por el sol... pero la atesoro para adjudicarme la "rubiez" en algún otro/a hijo/a!!!)
Besoteeeeeeeeeeeee
Anavril, obvio! Siempre con amor! Al menos esos reflejitos colorados al sol... SON TUYOS!
ResponderBorrarRonnie, tenés razòn! Oli es igualita al papà! Pero es nena... asi que al menos en eso, se te parece!
Maldición! No me tomó el comentario anterior.
ResponderBorrarPreguntaba si vos también le contaste los dedos, ahjajajaj yo creía que los únicos locos eran los de mi flia!
Uno termina pareciéndose a sus padres, en los gestos sobre todo. Y no notaste que hay matrimonios de muuuchos años que se parecen entre si? Se mimetizan, es increíble.
Ese bombón rubio te salió arrrmoso!
un beso y cruzo los dedos por que me lo tome
Jajaj, lindo post... me sirve para imaginarme la que se me viene en algunos meses, cuando nazca Poroto!
ResponderBorrarPD: En la eco del quinto mes ambos padres lo vimos parecido a mí, pero yo no sé si habíamos tomado alcohol o qué!
En serio no se parece a ninguno? Si es así no te preocupes, que como los niños están tooodo el tiempo con la mamá (generalmente, y seguro es tu caso), va a tener todos tus gestos y así se va a parecer a vos, aunque no en lo físico. Me encantó la guerra de álbumes de fotos! jaja
ResponderBorrarBesote