Durmiendo con el enemigo (del frio)
Después de dos años de compartir la cama con Mr Love, donde los confines estaban bien delimitados: a él le pertenece el de la izquierda y a mí el de la derecha, hemos sufrido un cambio radical.
Antes que nada vale hacer una aclaración: el termostato del hombre no es el mismo del de la mujer. Y el de Mr Love en particular, vino con el defecto de fábrica y la garantía ya no sirve. Por este motivo, en invierno tengo que agregarle una frazada demás, porque no le alcanza con las sábanas felpadas, la frazada de lana y el acolchado, sino que también se pone un pijama tipo joggineta de pile... ya estoy sudando solamente a recordarlo emponchado! En verano, también siente frio! Y aquí está el quid de la cuestión.
Vista mi sangre caliente, que repercute en mi cuerpo caliente y que por consiguiente me hace “sudar la gota gorda”, por las noches siento CALORRRRRRRR... Entonces enciendo el aire acondicionado, que está posicionado en la pared que está de mi lado. Como este verano contamos con la grata presencia de Mati (que heredó el calor latino de la madre) y su cunita, que por obvias razones, esta pegada al lado mío de la cama, tengo que evitar que el aire frio caiga sobre la pequeña criatura. Entonces las aletas del aparato están posicionadas en alto, así no le pega encima al bebé... pero esta dirección, justo justo, le da derechito al macho de la casa. Hete aquí que viene el problema. Se la bancó tapándose con la sábana por dos días, demás está decir que hice caso omiso a un principio de tos falsa que lo afectó. Al tercer día, resucitó entre los muertos y con un hilito de voz que le quedaba (ya era principio de faringitis casi!) me dijo: Mai, yo no doy más... o apagás el aire o me voy a dormir al sillón -OJO! No la jugó de prepotente sino de pichicho lastimado-. Fue entonces que se me ablandó el corazón de piedra y buscamos juntos la solución.
Mati, sigue en su lugar (al igual que el aire, porque no se puede cambiar!), a continuar viene Mr Love y al fondo a la izquierda vengo yo. Y listo el pollo, enfriada la gallina!
Ahora dejo de escribir... me voy a buscar unas Halls para la garganta... ;)
Antes que nada vale hacer una aclaración: el termostato del hombre no es el mismo del de la mujer. Y el de Mr Love en particular, vino con el defecto de fábrica y la garantía ya no sirve. Por este motivo, en invierno tengo que agregarle una frazada demás, porque no le alcanza con las sábanas felpadas, la frazada de lana y el acolchado, sino que también se pone un pijama tipo joggineta de pile... ya estoy sudando solamente a recordarlo emponchado! En verano, también siente frio! Y aquí está el quid de la cuestión.
Vista mi sangre caliente, que repercute en mi cuerpo caliente y que por consiguiente me hace “sudar la gota gorda”, por las noches siento CALORRRRRRRR... Entonces enciendo el aire acondicionado, que está posicionado en la pared que está de mi lado. Como este verano contamos con la grata presencia de Mati (que heredó el calor latino de la madre) y su cunita, que por obvias razones, esta pegada al lado mío de la cama, tengo que evitar que el aire frio caiga sobre la pequeña criatura. Entonces las aletas del aparato están posicionadas en alto, así no le pega encima al bebé... pero esta dirección, justo justo, le da derechito al macho de la casa. Hete aquí que viene el problema. Se la bancó tapándose con la sábana por dos días, demás está decir que hice caso omiso a un principio de tos falsa que lo afectó. Al tercer día, resucitó entre los muertos y con un hilito de voz que le quedaba (ya era principio de faringitis casi!) me dijo: Mai, yo no doy más... o apagás el aire o me voy a dormir al sillón -OJO! No la jugó de prepotente sino de pichicho lastimado-. Fue entonces que se me ablandó el corazón de piedra y buscamos juntos la solución.
Mati, sigue en su lugar (al igual que el aire, porque no se puede cambiar!), a continuar viene Mr Love y al fondo a la izquierda vengo yo. Y listo el pollo, enfriada la gallina!
Ahora dejo de escribir... me voy a buscar unas Halls para la garganta... ;)
Jajaa, me encantó el relato. Nosotros también tenemos nuestros lados de la cama bien definidos: yo, derecha, él, izquierda; y nuestros termostatos funcionan de manera similar.
ResponderBorrarAlguna vez intentamos cambiar los lados pero no me acostumbro, está difícil no? Bueno, al menos no sufrís de calor :P
Beso!
Qué mala!!! tos falsa, le creo pobre Mr Love!! Esa tos es real!!!
ResponderBorrarLos lados de la cama en nuestro caso son los mismos, pero el termostato es al revés: yo la friolenta, él el caluroso. Y ojo que en el verano meta ventilador de techo pero aire acondicionado, pese que le sugerí comprar uno, no tenemos ni tendremos en el futuro cercano!!! Demasiado sufro en la oficina.
beso
Jajaja! Es verdad que en general nuestro termostato difiere del masculino, pero en general es al revés, los señores son mas calurosos. Salvo en este caso claro. Yo duermo con tres frazadas, el acolchado y me "visto" además; no me pongo gorro de lana pero casi, casi ... ja! Aún en verano necesito una sabanita.
ResponderBorrarAsi que mi vaya apoyo a Mr. Love!
besos
Entonces la que vino fallada de fábrica soy yo y recién me entero! Sshhhhhhh no se lo digan a Mr Love!!!
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