El viajar es un placer

Casi siempre viajar es un placer y más aún si tenés unas ganas locas de cambiar de aire y pirarte para cualquier lado.

Con esta premisa, nos prendimos en la escapada de tres días recorriendo Sicilia para llegar a Calabria, al pueblito de mi nonna. Todos juntitos y apasionadamente, en una combi de 9 puestos...


Los viajeros...

Mi tío (peladito sexy) y mi tía María (la mujer del pelado!). Mi padre y sus bigotes, mi mamá detrás de las gafas, las hermanitas (mi nonna y la tía Mimma) y la familia Love al completo!

Como no me gusta salir sin tener hoteles reservados, ni mapas (aunque teníamos el navegador satelital)... (si ya sé, soy insoportable!) me había encargado de hacer todo lo posible on line (reservas, puntos de atracciones, caminos, averiguar precios). Mejor ir preparada y más cuando viajás con personas mayores y un niño!

Cuando trabajaba en promociones, mi jefe del momento me decía: "siempre tenés que prever lo peor... así estás preparada y tenés mayor probabilidad que todo te salga bien." Es un estress, pero se reduce bastante el factor sorpresa no deseado!

Así fue que yo me encargué de organizar el viaje. La idea era ir visitando lugares a medida que nos íbamos acercando a la meta de destino. Objetivos: conocer y gastar poco, teniendo en cuenta las necesidades de mi tía que tiene dificultades para caminar y que íbamos con Matias.

Traté de distribuir los días y los kilómetros, de la siguiente manera:

Día 1: 220 Km.
Conocer: Palermo, Cefalú y parada en Caronia.

Día 2: Caronia-Messina 140 Km.
Podíamos conocer: Capo d'Orlando, Gioiosa marea, Milazzo, Messina.
Pasar con el ferry el estrecho de Messina hasta Villa San Giovanni.
Villa San Giovanni - Delianuova 50 Km.
Pasábamos y sin desviarnos podíamos conocer Scilla.
Hacer el mismo camino de vuelta, e ir a dormir a Castiglione di Sicilia (Messina-Castiglione di Sicilia 75 Km) que quedaba cerca de Taormina y del parque de Le gole dell'Alcantara.

Día 3: Visitaríamos ese parque que tiene unas cascadas naturales, iríamos a Taormina, después Catania y seguiríamos camino para casa, pasando antes por Agrigento y el valle de los templos.

Esa era la idea... Pero como decía Tusam: "puede fallar!"

En realidad, empezamos bárbaro... un día espectacular, calor a morir (pero teníamos aire acondicionado!).

Anécdota 1:
Mi nonna, mira por la ventanilla y dice: me parece que está medio feo el cielo, parece que va a llover, no?
No nonna, los vidrios son polarizados!

Lo primero que ves y que te llama la atención, es la manera de cultivar... tantos pequeños pedacitos de montaña, divididos en fracciones de todas las tonalidades de verde. Ninguna llanura de hectáreas infinitas, todo ondulado y en degradé de verdes, mezclado con las energías eco-compatibles, muchísimos paneles fotovoltaicos y molinos para energía eólica. Ojalá sean productivos y no un simple lavado de dinero de la mafia, como dicen las malas lenguas...

En medio del viaje te encontrás con pueblitos recavados en los valles o asentados en las laderas, desafiando el vértigo y las leyes de la física.

Matias, encantado. Viajó como una persona grande (o mejor que uno grande!). Miró muchísimo el panorama y disfrutó toda la travesía.

Partimos de Sciacca, pasamos por Palermo centro (sin bajarnos de la combi, sacando fotos como japoneses en tour, directamente de la ventanilla!). De ahí fuimos a Mondello, las playas top de Palermo. Barrio de mucho dinero, casas increíbles y playas llenas de gente...

Ya se había hecho un cierto horario y el hambre se hacía escuchar... tratamos de conseguir un lugarcito a la sombra, como para atacar los "sanguchitos" que habíamos traído, pero resultaba complicado encontrar estacionamiento y sombra en el mismo lugar. Así que seguimos hasta Termini Imerese... en una plaza tranquila, menos concurrida y con mucho lugar a disposición...

 Y ahí si, aparecieron los Campanelli a pleno!

Perdimos todo el glamour, pero los sandwiches estaban buenísimos!