Siguiendo el festejo

Cuando cantamos el "tanti auguri" en el jardín, Matias no sopló la velita. Me había ilusionado que con el tercer cumple, lo hiciera, pero nada.
En compensación, hizo el trencito con los otros niños y además, se esforzó y sopló estos aparatitos...

Si es la primera vez que lees mi blog, pensarás que soy una tarada que se babosea por cualquier cosa que haga su hijo. Supongo que para muchos de ustedes (y para mí también, antes de saber que mi hijo podía tener rasgos de autismo) estas acciones eran tonterías, TODOS LOS CHICOS LAS HACEN... pero no, ahora sé que no todos logran soplar, no todos logran insertarse en un trencito para jugar con los demás... entonces, hoy, ahora, estas tonterías significan muchísimo. Son indicios de socialización y saber que se está esforzando para interactuar con el entorno. Y que mi nene JUEGUE con los demás, no sabés lo importante que es!

Me encanta festejar cumpleaños (ya sea el mio o el de alguien querido). Me gusta saludar al festejado millones de veces, hacerle sorpresas, cantarle el feliz cumpleaños -casi torturándolo- todo el día.  Y Matias no iba a ser la excepción.
El mismo lunes a la noche, cenamos en la casa de mi mamá y llevamos otra torta y la misma velita con el tres.
Volvimos a intentarlo, y para nuestra sorpresa, al terminar de cantar... Matias SOPLO y apagó la vela. Exhultamos, le hicimos la hinchada y él enloqueció de alegría. Entonces, volvimos a prenderla y a cantar. Y él lo hizo otra vez. Esperaba que terminemos de cantar y soplaba. Lo hicimos hasta que la vela quedó consumida... Con todos los apagones que hizo, habrá cumplido como cuarenta años! Fue la culminación de una jornada llena de emociones y de felicidad: ¡Un día perfecto!

Teníamos la esperanza que no se olvidara de esta acción y quizás el sábado, en su fiestita en casa, lo repitiera.

El viernes previo a la fiesta, me dediqué a cocinar. Estuve en casa todo el día y me llené de alegría desde la mañana, cuando el simpaticón del cartero (imagínense que ni siquiera te dice buen día) tocó el timbre para darme un paquetito que no entraba por debajo de la puerta y al abrirlo, me encontré con esta maravilla...

Gracias Vero y flia. por este detalle tan bonito!!!

Desde España con amor, Verónica Marsá, Juan Antonio y sus dos hijos, le regalaron a Matias un sobre lleno de sorpresas. Dos globos, un par de medias de Buzz, decoraciones de madera con formitas de mariposas y vaquitas de San Antonio, ovejitas fluorescentes para pegar en su cuarto y una carta hermosa, con la caricatura de ellos incluida!

Mr Love todavía no puede creer, la de cosas buenas que me pasan con el blog, la unión que se crea con personas desconocidas, la afinidad que se encuentra y las amistades que se generan a partir de las palabras.
Y es así, en lugar de escondernos detrás de un monitor, nos mostramos tal cual somos y obtenemos tanto cariño...