Reflexiones blogueriles

Me pasa que, después de un tiempo, los blogs que sigo se van congelando. Los dueños de casa dejan de escribir o deciden cerrarlos y me encuentro que tengo que salir a buscar nuevos blogamigos, porque se me termina el material de lectura.

Entonces veo las listas que siguen los blogs que sigo o leo los comentarios, si me sentí identificada con alguno o me pareció interesante su manera de pensar, lo voy a visitar. Primero leo la última entrada, veo desde cuándo está en la blogósfera y en seguida me voy a buscar el primer post.
Y me encuentro casi siempre con unos renglones tímidos, que se esfuerzan por romper el hielo para salir del anonimato. A veces sin ningún comentario o con uno o dos que dan coraje e incitan a continuar. Los miedos del "blogger virgen" son siempre los mismos: no saber qué escribir, no resultar interesante, ser patético e inundar con entradas catárticas, no saber cómo funciona "esto del blog".

Creo que una vez que nos despojamos de esos miedos al ridículo y nos abrimos, finalmente le encontramos la vuelta a este espacio. No hay reglas. O mejor dicho, hay una regla básica y fundamental: el respeto. Respetar a los demás, pero sobre todo respetarse uno mismo, que no condicionen ni el entorno ni los comentarios. Se puede disentir, escribir el punto de vista sin resultar agresivo o petulante. Y sobre todo, se puede compartir cuando las familias se agrandan!!! (como la de Vero, Marce y Magui.)

En mi lista de blogs amigos, cada autor es distinto porque cada persona es un mundo. Pero hay un nexo común en todos ellos, es una empatía que nace espontánea y que me hace seguirlos. Por eso, cuando me pasa como ahora, que tantas personas dejaron de escribir y se extrañan... casi que no me dan ganas de buscar nuevos amigos para leer!