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Mostrando las entradas de julio, 2011

Reflexiones blogueriles

Me pasa que, después de un tiempo, los blogs que sigo se van congelando. Los dueños de casa dejan de escribir o deciden cerrarlos y me encuentro que tengo que salir a buscar nuevos blogamigos, porque se me termina el material de lectura. Entonces veo las listas que siguen los blogs que sigo o leo los comentarios, si me sentí identificada con alguno o me pareció interesante su manera de pensar, lo voy a visitar. Primero leo la última entrada, veo desde cuándo está en la blogósfera y en seguida me voy a buscar el primer post. Y me encuentro casi siempre con unos renglones tímidos, que se esfuerzan por romper el hielo para salir del anonimato. A veces sin ningún comentario o con uno o dos que dan coraje e incitan a continuar. Los miedos del "blogger virgen" son siempre los mismos: no saber qué escribir, no resultar interesante, ser patético e inundar con entradas catárticas, no saber cómo funciona "esto del blog". Creo que una vez que nos despojamos de esos miedos al...

Amig@s

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Todos los “días de” autoritariamente impuestos, pueden resultar comerciales y odiosos. Uno puede negarlos, puede declararles la guerra, boicotearlos e ignorarlos, puede no seguir la manada y hacer de cuenta que es un día como los demás. Efectivamente, si no vivís en Argentina, el 20 de julio - día del amigo- lo pasás de largo como un día cualquiera porque como ya les dije, es un invento 100% argentino . Pero como seguís teniendo el corazón celeste y blanco, los primeros años de exilio te lo acordás y sufrís. Extrañás horrores a las chichis, una cenita llena de chusmerios, salir de copas o si el cuerpo te dá... osar aún más, e ir a bailar! Pero estás lejos, entonces llamás por teléfono para saludar (mientras ellas se preparan para salir) o escribís un mail, mientras te secás las lágrimas que fueron cayendo al ritmo de la nostalgia y el recuerdo. Con los años aprendés a convivir con la distancia y con las fiestas perdidas. Las amistades se van decantando y quedan a flote solamente las r...

Cuestiòn de pelo

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Ann decía que no le gustaba cómo quedaba su hijito G recién salido del peluquero... y la entiendo! Miren el antes y el después de Matias y díganme... vs. Yo, definitivamente, lo prefiero "rolinga"!!!

Pequeñas delicias de la vida maternal

Matias juega a encastrar cosas. Todo lo pone adentro de todo... así es como lo encontré mientras lo dejé un ratito en remojo en la bañadera, con el pito metido adentro de una botella vacía de shampù Johnson! En un segundo se me presentó la imagen mental de que le hiciera ventosa y tener que llevarlo al hospital con el pene en la botella... un pajerito de apenas 2 años y medio!!! Por suerte, todo lo que entra, sale... y le saliò sin mayores consecuencias! Vamos a la playa, es tan blanco que lo embadurno todo con la protección 50 que parece un fantasma. Todo encremado... excepto las orejas... hoy tiene las orejas fuxia! Nota mental: la próxima, recordar ponerle crema hasta las orejas! Mr Love me puso un bidón de 20 litros para que descargue el agua del aire acondicionado y al mismo tiempo, mi pequeño terremoto no lo pueda levantar. Pues bien, hoy se me aparece en el living el pequeño Hércules haciendo fuerza, todo colorado, después de haber transportado el bidón medio lleno por 15 metros...

Por el poder de "Greiscul"

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Mr Love compró una hidrolavadora y desató la She-ra que hay en mí! Fui a la terraza y arrasé con las cagadas de palomas, el musgo de las baldosas, la tierra del Scirocco y cuanta mugre osó posarse en mi azotea! No les puedo explicar la sensación de poder que me provocó tirar el agua a toda potencia y cancelar toda la inmundicia sin siquiera refregar un poquito. Supe desquitarme en aquella ocasión y tuve compasión en otra oportunidad, y las muy desgraciadas se aprovecharon de mi nobleza abusando del territorio. Pero ayer, para que mi felicidad fuera completa, mi marido le puso una red al tirante donde se posaban las palomas, desalojándolas finalmente de mi reino! Costó, pero (creo!) lo logramos. Y ella, es la nueva mascota de la familia...

Monotemáticas

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Situación 1 -Hola Mai! -Hola tía! -Te acordás cuando te ví en el mercado antes de casarte, que tenías puesto ese vestidito tan lindo... -Sí tía, me acuerdo. -Estaba pensando... ahora ese vestidito no te entra ni en una pierna, no? Situación 2 -Hola Mai! -Buenas tardes Señora Vicenta! -Estás más gorda! -Y si... -A tu marido le gustás así? -Hasta ahora no se quejó... -Y bueno... mientras no lo aplastes! Situación 3 -Mai! Cuànto tiempo! -Hola! Si, hace bastante que no nos vemos... -Qué? No me digas que estás embarazada de vuelta? -Nono... es todo caca! Y bue... ya me tenían podrida con la gordura! Pero yo digo, estas mujeres italianas no se pueden ver la panza propia y dejar a mi mondongo en santa paz! Y a ustedes no les muestro mi panza... no sea cosa que tengan algo para acotar! Las ballenas vamos a morir a la orilla... Hasta que viene el barquito, con nuestro principito y nos rescata!

La tonadita

Me pasa que cuando escucho mi voz grabada o amplificada de un micrófono, no la reconozco, me parece fea, distinta, como si perteneciera a otra persona. Supongo que el mismo efecto sufrimos cuando estamos sumergidos en nuestra realidad y no nos escuchamos. Por ejemplo, yo no me doy cuenta que cuando hablo en castellano tengo la tonada italiana... y viceversa, cuando hablo en italiano, seguramente me traiciona la argentina que llevo dentro, por más que me esfuerce en la pronunciación de las consonantes dobles y de las diferencias de énfasis de las palabras. Pero si los demás me dicen que es así, les creo aunque yo no me doy cuenta. Lo mismo me pasó con mis parientes que vinieron de visita, al escucharlos hablar yo notaba la tonadita pero, ¿cómo explicarle a un porteño "el cantito" que tiene al hablar? Porque ellos dicen que los cordobeses tienen tonada, pero no se escucharon! Y se empecinaban en decir que son "neutros"... y no hubo manera de hacerles entender que no s...

Volviendo

¡Qué semanas de locura! Pero de locura con gusto, de excesos de mimos, de caprichos consentidos, de mesas largas y sobremesas compartidas. Días de sol y mar, de desayunos tardíos y de aperitivos mirando el Mediterráneo. Matías se convirtió en pescadito, aprovechó de la paciencia de sus tías argentinas que veía sólo en foto o por chat. Repartió besos y abrazos y después de la desconfianza inicial, se hizo amiguito de ellas. Ellas que lo llenaron de regalos, aprendieron a hablar su lengua y lo acompañaron a jugar. Perdió el miedo a su tío parecido a Papá Noel, con su panza gorda y la barba blanca, sentándose aúpa y dejándose abrazar. Se durmió en los brazos de su otra tía superprotectiva y enamorada de este enanito comprador. Y después de tantas risas y anécdotas, de los mates (gracias a la yerba que trajeron!) llegan las lágrimas de la despedida. Porque el tiempo vuela cuando la pasás bien y no sabés cuánto va a durar la separación hasta la próxima vez que nos volvamos a ver en carne y ...