Yo me quiero casar (8)

Desde que habíamos pisado suelo italiano, con mi hermana habíamos acortado la distancia de los siete años que nos separan. Nos habíamos convertido en amigas, en confidentes. Compartíamos salidas y hablábamos de sexo, cosa que raramente habíamos hecho antes.
Obligatoriamente nos habíamos unido pero la pasábamos bien juntas. Siempre habíamos tenido una relación de protección mutua. Con Juli nos habíamos distanciado durante mi noviazgo con P (el innombrable) porque ella no me perdonó nunca que yo, su hermana mayor que era tan inteligente, hubiese caído tan bajo con semejante especímen. Ahora nos habíamos reencontrado a pesar de la diferencia generacional y nuestras personalidades diametralmente opuestas.

A ella le confesé que Mr Love me gustaba, pero no me cautivaba cuando hacía chistes malos o cuando actuaba la parte del payaso para animar las veladas... me gustaba cuando hablaba serio, cuando dejaba entrever su verdadera personalidad, su melancolía, su pasión por la música. El verdadero Mr Love se iluminaba cuando hablaba de música. Y yo que soy una ignorante en materia, solamente lo escuchaba. Le dije a Juli que me parecía que Mr Love gustaba de ella, porque jodían siempre y eran más cómplices. Yo siendo en apariencia más seria, imponía inconscientemente cierta distancia. Una cosa estaba clara, a ella no le importaba en absoluto.

Mi hermana no pudo con su genio y le preguntó a Antonio si Mr Love tenía alguna historia. Antonio le dijo que a pesar de ser tan amigos, Mr Love nunca le hablaba de conquistas y que le parecía que no, pero no estaba seguro al 100%.

De las chicas con las que salíamos habitualmente, sabía que todas le eran inmunes. Un día había encontrado a Mirella que cuchicheaba con Elisa en la cocina del kilombo y que se había callado improvisamente cuando entré yo. Era obvio que estaban hablando de mí... o de nosotras las argentinas! Ya había notado que Mirella lo adulaba bastante a Mr Love y lo miraba con cariño, pero la cosa no era recíproca y ya hacía muchos años que eran nada más que amigos. Elisa todavía pensaba a su ex, Claudia tenía novio, María estaba con Michele, Teresa apuntaba hacia otros horizontes... La situación parecía bastante simple, hasta que aparecieron en escena Pina, Desireé y Roberta.

La Pina era muy amiga de Teresa. Venía cada tanto de visita, porque sus padres tenían una casa en Sciacca. Estudiaba en la universidad, cabello corto, teñida de un color castaño rojizo, era inteligente, alta, flaca, no muy linda de cara pero con un físico escultural. Su particularidad era la sensualidad y sabía jugar muy bien con ella. Hablaba susurrando, saludaba a los hombres con un beso ruidoso y meloso. Y se abrazaba y sentaba encima de cualquier ejemplar del sexo masculino. La Pina era sexy pero con esta actitud "felina", estaba más cerca de Antonio que de Mr Love. Era demasiado "comehombres" para mi pianista flaco, aunque él no se lamentaba cuando ella se le sentaba encima!

Desireé en cambio era más peligrosa. De dimensiones más reducidas, bajita, de rasgos delicados, nariz respingada, mejillas redondas y una cabellera tupida y rulienta, tipo muñeca de Sarah Kay. Su voz de pito hacía insoportable seguir un discurso suyo, además sus palabras carecían de contenido... porque su cerebro era por demás acotado. Nunca entendía ningún chiste y eso que ella no tenía problemas con el idioma porque era italiana y siciliana desde que nació. Obviamente a los hombres poco importaban sus capacidades intelectivas, ninguno la quería para pensar o dialogar! Con su modo de ser aniñado provocaba en los hombres un instinto de protección y eso la hacía un adversario de temer. Cada vez que la veía Mr Love, se abrazaban apretadamente y ella se dejaba apoyar sin decir una palabra. ¿Inocencia? No creo. Pero eran muy cariñosos y efusivos sus encuentros, tenía que saber si había algo entre ellos dos.

Roberta en cambio no me preocupaba. Supongo que por deforme y antipática lejos estaba de ser una rival. Era minúscula pero su cabeza era 4 talles más grande de su cuerpo. Se planchaba el pelo con cremas y eso le había provocado que la cabellera semiquemada le quedara pegadita al cráneo con lo que acentuaba aún más sus desproporciones. Ella se le arrastraba a Mr Love cada vez que lo veía y lo saludaba con los dos besos que eran de medio labio, es decir lo besaba casi en la mitad de la boca y no se alejaba mucho de la cara, así cuando tenía que cambiar de mejilla rozaban las narices y quedaba a milímetros de distancia. Con esta actitud de regalada, no hacía más que provocar el rechazo de Mr Love.

Mi preocupación se concentraba en Desireé. Ningún indicio podía confirmar que estaban juntos o no. Antonio no sabía nada, así que para saber si Mr Love era un chico libre o comprometido, tenía que valerme por mis propios medios investigativos. Una noche que perdimos a mi primo Antonio con Bella Treccina, le pedimos a Mr Love si nos acompañaba a casa. Cuando se paró en la puerta y mi hermana se bajó del auto, aproveché la ocasión, tomé coraje y como quien no quiere la cosa, le pregunté:

¿Pasa algo entre vos y Desireé?

"Quiero verla en el show
es como un gato siamés
su cola arde en el risco
espero que alguna vez
al ver tus ojos me des
alguna noche de hotel.

En mi boca no hay control
me voy cayendo a tus pies
las piernas son un abrigo
al menos no moriré
si todo me sale bien
lo haré de nuevo otra vez."
(Ratones paranoicos - "Rock del gato")