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Mostrando las entradas de noviembre, 2009

Amistad unilateral

Soy pasional, fiel, leal, celosa y sincera. Podrían ser defectos, para mi son virtudes y no las escondo. Soy sociable pero no amigable. Tengo muchos conocidos pero lo que se dice amigos (o mejor dicho amigAs) son pocas. Ya hablé en otro post de mis amigas, las hermanas elegidas que me llenan el alma. En ese grupo faltaba una, que se me cayó definitivamente del alma. Cuando me fui del país, lloramos muchísimo, porque tanto ellas como yo sabíamos que íbamos a perder algo tan importante como la cotidianeidad, el poder estar en los momentos importantes. El primer año de expatriada hice de todo para acortar la distancia. Escribía mails en continuación tipo diario de viaje contando hasta el más insignificante de los detalles, mandaba paquetes llenos de sorpresas para los cumpleaños, llamaba para las fechas importantes. Porque si hay algo que da miedo cuando te vas es el ser olvidada. Al año, con mucho sacrificio y endeudándome más de lo debido, volví a Argentina porque mi amiga M se casaba y...

siete años

Adoro los cumpleaños, pero este recordatorio tiene gusto a tristeza, este cumpleaños me hace mal. Por más que vea lo que somos hoy, los progresos que hemos hecho, la serenidad y los logros obtenidos; cada 22 de noviembre es un palito más para tachar en la pared como los presos. Hace siete años que dejé la Argentina para pasar a ser residente italiana. Hace siete años que no soy de aquí ni soy de allá. Hace siete años que mi vida y la de mi familia, cambió completamente. Después de la enésima crisis económica argentina, cansados de perder todo y volver a empezar de cero, en un país que nos castigaba en continuación por el sólo hecho de haber nacido clase media, decidimos volver a empezar pero en otro lado. Con la emigración, mis padres dejaban una vida de sacrificios malpagados, yo dejaba mi cerebro quemado y un trabajo explotador, y mi hermana una obsesión por el ex y millones de amigos. Antes de partir, malvendimos hasta lo último vendible. Habíamos seleccionado con cuidado lo impresc...

Hello Kitty

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Buscaba patitos, pececitos o cualquier bichito de goma que fuera adapto para sumergir en el agua a la hora del baño. Y sólo conseguí tres Hello Kitty, con distintos vestiditos y florcitas haciendo juego, que al apretarlas hacen un ruido cual pito de carnaval carioca. Fue amor a primera vista y Matias las adora. Las muerde, aprieta, ahoga, exprime. No serán muy masculinas, pero total... no se lo decimos a nadie, no?

Moviendo las cabezas

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Y si, cambio radical. Después de una vida de cabellera larga... se vino el corto, cortisimo. Lo estoy asimilando, no sé si me queda bien, mejor o definitivamente peor. Pero necesitaba cambiar cabeza... al menos por afuera. Ya va a crecer... Ah! A Matias, el tijeretazo al fleco se lo di yo... menos mal que es chiquito y no entiende sino... Antes y después

Quiero gritar

Yo no sé por qué la gente confunde las buenas maneras y el no gritar con falta de personalidad. Por más que me esfuerce y que quiera ser una cavernícola, no me sale. Es más fuerte que yo. Voy por el lado de la diplomacia. Y me harto de ser paciente y educada y que los gritones obtengan más resultados que yo. Ya sea por sus palabrotas, por sus modos grotescos o por ser papeloneros, se destacan siempre y logran que los sirvan antes, les paguen antes, los dejen pasar, los escuchen, les reciban el reclamo y demás. No me gusta tratar mal a la gente pero eso no es un motivo válido para que me ignoren, me dejen eternamente esperando o me pateen para más adelante, total yo soy la buena que sabe entender. ¿Me están jodiendo? ¡Claro! ¿Al que te hace quilombo lo liquidás rápido y yo que vengo por las buenas me mandás en stand by? Hoy estoy indignada, cansada, enojada, deprimida y como si todo esto fuera poco me duele el cuerpo y me parece que me voy a resfriar. Encima tengo turno en la peluquerí...

Humores

Día de sol. Buen humor. Desayuno cappuccino y un muffin. Mejor humor. Me visto, me maquillo, me hago la planchita con optimismo visto que no hay nubes que amenacen con tormenta. Me lavo los dientes y un poco de dentífrico cae sobre mi remera. Se me escapa alguna palabrita, pero no logra ofuscarme el ánimo... Me cambio y sigo de buen humor. Finalmente salgo de casa. Matias hermoso, perfumadito de olor a bebé y contento (él también de buen humor). Voy caminando con el cochecito, con mis nuevas gafas de sol... creyéndome divina, en mis pantalones de antes del embarazo que me cierran aún después del embarazo (otro motivo que ayuda a mi buen humor). Piso una caca de perro... pero no importa, porque pude esquivar la ruedita del cochecito. Así que me limpio y a pesar de todo no pierdo mi buen humor. Cuando ya hice 5 cuadras de casa y la vida me sonríe, siento una voz desconocida que me llama. Anónima: – Señoraaaaa... Mai: – ¿Si? Anónima: – Mire que tiene el saco al revés. Mai: Ahhhh... gracia...

Deseos

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Cuando mi mamá me dijo que finalmente se iba a cumplir mi deseo de tener un hermanito y que podía elegir el nombre, elegí sólo el de nena, porque si había tardado tanto en llegar, por lo menos tenía que ser hermanita. En ese momento no fui indecisa, no lo dudé un segundo, se llamaría Julieta . Como Julieta ( Magaña ) la de la tele, que me hacía cantar y bailar antes de ir al cole. ¡Menos mal que en ese momento la conductora tenía un nombre decente, porque no sabría cómo hacerme perdonar si respondiera al nombre de Xuxa! La esperé ansiosa. La soñé tanto. Practicaba con los muñecos: cómo bañarla, cómo cambiarle los pañales, cómo llevarla a pasear. Cuando finalmente nació, me asusté. No era como en mis sueños, ni tampoco como mis peladitos de Jolly Bell. Ella era peluda, flaca y larga. Vomitaba y lloraba siempre. Por suerte, fue solamente cuestión de tiempo: con los meses los pelos cayeron, empezó a engordar, dejó de vomitar... pero por distintos motivos siguió llorando por muchos años má...

Primeros síntomas

Ver que tus amigas y conocidas coetáneas se casan o se juntan y tienen hijos… es síntoma de crecimiento. Ver que tu make up se transforma en efecto más natural y menos agresivo... es síntoma de seguridad en una misma. Ver que empezás a comprarte cremitas para quitar el maquillaje o para combatir ojeras o alguna patita de gallo... es síntoma de conciencia dermatológica. Ver que tu ropa te aprieta y te salta el rollo cuando cerrás el jean... es síntoma de que tenès que abandonar los postres. Ver un pelo blanco (me niego a llamarlo cana) en tus partes íntimas... ¿es síntoma de vejez? Cortar el pelo al ras y hacer de cuenta que no existe... ¿de qué es síntoma?